ABC (Nacional)

El juez de Manuela Chavero se centra en la tumba de la zorrera

La hermana de Manoli increpa al autor al grito de «asesino, el pueblo no te quiere»

- CRUZ MORCILLO MADRID

Eugenio Delgado, presunto autor de la muerte de Manuela Chavero el 5 de julio de 2015, regresó ayer a su pueblo, Monesterio (Badajoz), ocho meses después de ser encarcelad­o por el crimen de la mujer. Lo hizo para asistir a la reconstruc­ción de los hechos ordenada por el juez en todos los escenarios y rodeado de un enorme despliegue de la Guardia Civil, encabezado por los investigad­ores de la UCO.

Al llegar a su casa, en la calle Cerezo, fue recibido al grito desgarrado­r de «asesino, el pueblo no te quiere, canalla, ¿cómo nos has hecho esto?». Salieron de la boca de Emilia Chavero, la hermana mayor de Manoli, que no ha parado de luchar desde 2015 para que se buscara a la mujer y se encontrara al culpable de su desaparici­ón, que resultó ser un vecino.

La reconstruc­ción del crimen con la comitiva judicial comenzó en la casa de Delgado, a solo unos metros de la de la víctima. Allí, una agente de la UCO hizo de figurante para –con las indicacion­es del presunto autor– simular la escena que él detalló en su declaració­n ante el juez el pasado septiembre. Llamó a casa de Manoli pasada la una de la mañana el 5 de julio para devolverle una cuna que le había prestado la mujer. La cuna estaba en un dormitorio, encajada entre la cama y la pared. Cuando la sacaban, discutiero­n, hubo un forcejeo, ella tropezó con una cómoda, cayó, se golpeó en la cabeza y murió. Eran poco más de las dos de la madrugada.

Esa es la versión que sostiene el detenido y que no cree ni la Guardia Civil ni la familia, pero fue la que se reconstruy­ó. A continuaci­ón, ya sin la agente figurante, Delgado sacó el cuerpo envuelto en una sábana hasta el maletero de su coche, un Opel Vectra, una escena impactante que siguieron muchos pares de ojos al otro lado del cordón policial. Luego condujo a su cortijo a menos de cinco kilómetros. Dejó el cuerpo junto a la chimenea y volvió a su casa. Poco antes del alba regresó a la finca, desnudó a Manoli, quemó la ropa, envolvió a la mujer en un albornoz y la sábana y en la pala de una excavadora la llevó hasta una zorrera en esa misma finca.

Piedras sobre el maniquí

Según detallaron a ABC fuentes del caso, fue en ese punto en el que el juez instructor incidió ayer, en cómo había enterrado el cadáver, en una oquedad de más de medio metro y cubierto con grandes piedras, que arrojaron los agentes sobre el maniquí siguiendo las instruccio­nes de Eugenio Delgado. El objetivo es tratar de despejar las dudas sobre si alguna de las fracturas que presentaba el cuerpo de Manuela Chavero pudieron producirse durante ese enterramie­nto, dado que la autopsia no fue concluyent­e al cien por ciento.

Más de cuatro horas se emplearon en la diligencia en la que Delgado colaboró sin salirse de su guion y sin conmoverse en ningún momento. Ni una lágrima ni un signo de abatimient­o. Igual, en apariencia, que durante los cuatro años que mantuvo su secreto: el crimen y la tumba.

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EP Eugenio Delgado, conducido por la Guardia Civil

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