El misterio de cultura
Es difícil que no quede en el Ministerio mucha memoria de lo sucedido desde 2007
Podría parecer que el ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, ha puesto un poco de sensatez en una polémica caducada que sin embargo está erosionando la vida y la imagen actual de la Biblioteca Nacional de España. En efecto, la ‘redenuncia’ de robos de 1987, detectados en los inventarios anuales desde 2008 que hace años investiga la Policía, y otros de 2007, igualmente conocidos y resueltos por la Guardia Civil, tiene toda la pinta de cacería, de que alguien dentro del Ministerio –oh misterio– de Cultura quiere cobrarse la cabeza de la directora de la BNE, Ana Santos, a la que fácilmente podrían destituir si tuvieran el deseo y buscaran la eficacia propia con algo más de convicción.
Es difícil pensar que no quede en el Ministerio –oh misterio– de Cultura nadie con memoria de lo sucedido tras el robo de 2007. Desde entonces se implementó la seguridad de la BNE de manera si no perfecta al menos muy notoria, tan notoria que resulta imposible pensar que nadie en un cajón ministerial no tenga datos que ofrecer al actual equipo responsable. En la BNE sí conservan la memoria y los datos, y consta que están a disposición del ministro y sus equipos de manera pormenorizada desde el principio.
El arqueo muestra una sola incongruencia grave entre una exempleada y la actual directora sobre la detección del cambiazo de la obra de Galileo, chispa de la actual polémica, que la primera data en 2014 y la segunda no tuvo constatada hasta 2018, según han relatado. Pero es que en 2014 no hay un solo informe, ni un protocolo de información alzado a la dirección, sobre un
cambiazo tan grave, en una obra tan valiosa, sino solo una afirmación indiciaria sobre que se ha informado sobre el libro. ¿Sobre qué? Si se había detectado realmente y no hay más, hay que pensar por qué no hay más. ¿No?
Aún resulta más difícil entender por qué un hecho denunciado en 2018 es ahora objeto de golpes pectorales y fiebres inspectorales, en 2021. Tal vez no quede mucha memoria de lo que se pudo hacer en el Ministerio –oh misterio– de Cultura en tiempos de José Guirao, cuando se supo y se informó sobre el caso, sobre la incongruencia. Alguien quedará que haya trabajado con los dos ministros. Y eso nos lleva a la sensatez, que nunca convive bien con la falta de memoria. Si yo formara parte de los equipos de la BNE me sentiría desdeñado.