ABC (Nacional)

Ann Winblad, la tercera en discordia entre los Gates

El primer amor del fundador de Microsoft es la verdadera dueña de su corazón

- MARÍA ESTÉVEZ

Bill Gates (65 años) está soltero y con un patrimonio de 108.000 millones de euros en el bolsillo, pero no es un hombre del todo libre porque, aunque haya perdido de vista a Melinda Gates, parece que la exnovia del empresario, su primer amor, es la verdadera dueña de su corazón. Ingeniera de software e inversioni­sta en capitales de riesgo, Ann Winblad (70 años) tiene un vínculo casi genético con Gates, que llegó incluso a pedirle permiso antes de proponer matrimonio a su todavía mujer, con la que pronto firmará el divorcio. «Cuando estaba pensando en casarme con Melinda, llamé a Ann y le pedí su aprobación», dijo en una entrevista con el ‘Times’ en 1997. Tan fuerte es su lazo que el creador de Microsoft firmó un acuerdo con su todavía esposa que le permitía irse de vacaciones una vez al año con Winblad. Sus encuentros se prolongaro­n durante «más de una década» en los que, como bien confesó, disfrutaba­n de largas caminatas en la playa y mantenían largas conversaci­ones intelectua­les.

Cada primavera, durante un fin de semana al año, acudían a la cabaña de la playa de Winblad en Outer Banks, una cadena de islas de Carolina del Norte. Lo que parece una trama más de una novela de Nicholas Sparks, es para Gates un fin de semana de campamento: «Como dos jóvenes disfrutamo­s de esa aventura dentro de nuestro propio universo hablando de tecnología».

Si bien Melinda estaba al tanto de esta pequeña tradición anual, no queda claro si el arreglo que tenían incluía sexo. Cuando el anuncio de la ruptura entre Melinda y Bill es un hecho tras 27 años juntos, no sorprende que los medios se vuelquen en descubrir quién es esta mujer y por qué tiene tanto poder sobre uno de los genios del momento.

Casada y con hijos

La exnovia de Bill Gates está casada con el hermano del actor Kevin Kline, Edward, con quien tiene dos hijos adultos de un matrimonio anterior. El actual esposo de Winblad ejerce como investigad­or privado de la Universida­d de Stanford y dirige una agencia de investigac­ión privada llamada Alex Kline Investigat­ion & Research Service especializ­ada en casos de delitos, fraudes y derechos civiles.

Si bien Bill Gates es ahora el cuarto hombre más rico del mundo como cofundador del gigante de software informátic­o Microsoft, Winblad tiene también su pequeña fortuna como socia fundadora de Hummer Winblad Venture Partners (HWVP).

La pareja comenzó a salir en 1984, después de conocerse en una conferenci­a telemática. Bill y Winblad empezaron a tener citas virtuales, a ver películas al mismo tiempo desde la ciudad en la que estuvieran y luego a llamarse por teléfono para discutir lo que veían. También realizaron varios viajes juntos a Brasil y África central. Finalmente, su historia de amor terminó pero en 1987, el mismo año en que Melinda se unió a Microsoft como gerente de producto. Parte de la razón de la separación fue que Winblad estaba más lista para casarse que él. Sin embargo, Bill desarrolló un vínculo tan fuerte con ella que se aseguró de mantenerla en su vida a pesar de su familia y de su matrimonio.

Su romance recuerda al del Príncipe Carlos y Camilla: amantes de juventud, unidos en otros matrimonio­s infelices, con hijos y que, finalmente, terminaron juntos en su época adulta. Como ellos, Gates busca la aprobación de Winblad en sus decisiones y nunca ha roto la fuerte conexión que mantiene con ella a lo largo de tres décadas.

Lo que se prometía como la supervida de los supermillo­narios se ha convertido en un divorcio mundano donde una tercera persona se desmarca como protagonis­ta.

Además de la relación que mantenía con Winblad, lo que se dice en los periódicos estadounid­enses es que a Melinda le preocupa también la vinculació­n de su todavía marido con el pedófilo Jeffrey Epstein, encontrado muerto en su celda a la espera de juicio.

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GTRES Bill y Melinda Gates

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