Paisaje vacunal

Es preciso que las nuevas vacunas que están en camino lleguen cuanto antes

Dieciséis meses después del primer caso declarado de Covid, la humanidad sigue confrontada con la peor pandemia en 103 años. En la contabilidad global estamos ya frisando los 160 millones de casos, que trajeron bastante más de tres millones de fallecimientos.

Aunque tenemos que mejorar mucho la prevención y el tratamiento precoz, la vacuna se nos muestra como la gran esperanza. Las vacunas se basan en una apuesta muy especializada: inmunizar nuestro organismo frente a la proteína S del virus, la que le sirve de llave de entrada en nuestras células, como la forma más rápida de que nuestras defensas bloqueen al virus que pretenda infectarnos. La información científica disponible sobre este componente hace que nos sigamos debatiendo entre el miedo y la esperanza. Miedo, porque en varias de las variantes del virus que nos preocupan (británica, sudafricana, brasileña, india) hay cambios genéticos que, en estudios aislados de laboratorio, sugieren que algunos anticuerpos de la vacuna podrían no ser efectivos. Esperanza, porque diversos estudios muestran que a pesar de todo la inmunidad vacunal sigue siendo suficiente para evitar la infección grave o la muerte, también por las peores variantes. La vacunación activa un repertorio de defensas, células y anticuerpos diversos, que se enfrentan al patógeno de muchas maneras.

En esta situación, hace falta seguir adelante con la vacunación, también es preciso que las nuevas vacunas de camino lleguen cuanto antes, porque hay mejoras en el horizonte. Solamente un 4% de los seres humanos han sido vacunados por completo frente al Covid, proporción que en España alcanza el 12%. Seguir vacunando es el mejor camino, tanto para reducir los contagios como para evitar que sigan surgiendo esas variantes, debidas a cambios genéticos con los que el virus encuentra nuevas ventajas. No podemos adivinar todas las pautas de evolución del virus SARSCoV-2 ni tampoco podemos calibrar hasta qué punto habrá variantes menos patógenas que pudieran imponerse y dulcificar sus efectos, que tanto daño han causado. Mientras tanto, sigamos ampliado ese muro de contención que aporta la respuesta inmunitaria por vacunación.