ABC (Nacional)

Dos huesos para Sainz y Alonso

Charles Leclerc y Esteban Ocon se muestran a un gran nivel con Ferrari y Alpine en el inicio de curso y de momento superan a los españoles

- JOSÉ CARLOS CARABIAS

MADRID

En una de sus muchas aparicione­s del fin de semana en Montmeló, Lewis Hamilton lanza una sentencia para socorrer a Bottas, fuente de tantos comentario­s por sus resultados escasos: «No es fácil ser mi compañero, el de Verstappen o el de Alonso». Nombra a los tres tiburones de la Fórmula 1, los tres pilotos con más talento y capacidad de liderazgo. Hamilton, como cualquiera con conocimien­tos mínimos, valora la trayectori­a de Alonso, su cabeza, su bravura al volante. Por eso choca el inicio del curso, en el que un prometedor piloto criado en la necesidad, Esteban Ocon, se muestra a gran nivel, superior de momento al asturiano en rendimient­o en la pista. El fulgor que desprendía el comienzo de curso, con el regreso del doble campeón, y el estreno rutilante de Carlos Sainz en Ferrari, se topa con dos huesos que ejercen de compañeros y primeros rivales, según la norma no escrita en la F1. El mencionado Ocon y Charles Leclerc, principal soporte en puntos de Ferrari hasta la fecha.

Prevalece la idea de que la adaptación a equipos nuevos está descolocan­do a tres pilotos en relación con sus espejos. Alonso, Sainz y Ricciardo, rezagado éste ante Norris en McLaren. Ni Alonso ni Sainz han dado muestras de inquietud ante las tablas de tiempos que favorecen a sus compañeros. El asturiano se ha instalado en el modo zen que pregona su militancia samurái y no se altera en su formato autocrític­a. Admite que debe mejorar él. Carlos Sainz ya ha deslizado alguna vez la palabra «frustració­n» en las conversaci­ones con la prensa, sobre todo después de la mejorable estrategia de Ferrari en Portimao.

de abuelos malagueños, es prudente y afectuoso en sus comentario­s sobre Alonso. «Es una gran oportunida­d para mí trabajar con Fernando. Es un gran competidor y cuando se pone en marcha, nos hace progresar. Nos estamos empujando y ayudando».

El francés nacido en la región de Normandía guarda muchas similitude­s con Alonso. De familia humilde, debía ganar durante su etapa como infantil en los karts para sufragar los costosos progresos que requiere el automovili­smo. Su padre, Laurent, tenía un pequeño taller mecánico en un pueblo cerca de Evreux. En el hogar Ocon no había mucho dinero, pero sí la convicción de que el pequeño Esteban albergaba en las manos mucho talento. Cuando faltó efectivo para continuar compitiend­o, papá Ocon traspasó el taller, vendió la casa y la familia se mudó a vivir a una caravana durante unos años. «Necesitába­mos todo el dinero para las carreras de coches», rememoró Ocon en una entrevista al ‘Journal du Dimanche’. «Y nos fuimos a la caravana. Era diOcon, vertido, disfrutaba de la vida. Y mi vida era el karting».

De nuevo sin soporte económico en 2014, a Ocon lo rescató el actual propietari­o de Mercedes F1, Toto Wolff, quien lo invitó a la sede de la escudería en Brackley, lo captó como joven talento, lo tuteló en diversos campeonato­s. «Si Toto no me hubiera ayudado, hoy estaría cocinando hamburgues­as en el McDonalds», dice el piloto. Después de 71 carreras en Fórmula, el piloto de 24 años se ha convertido en un muro/amigo para Alonso. Ha conseguido mejores puestos en las cuatro carreras disputadas y se ha clasificad­o tres sábados por delante del ovetense. En Montmeló Charles Leclerc volvió a extraer máximo rendimient­o del Ferrari tuneado que ha enterrado el pésimo coche de 2020. Cuarto, llamando a las puertas del podio como sucedió en Ímola y como anticipa cada sábado. El monegasco se ha ubicado cuarto en parrilla en tres clasificac­iones, y solo una vez Carlos Sainz logró superarlo (quinto el madrileño en Portugal, octavo su compañero). «En Barcelona hicimos una carrera perfecta, la estrategia fue buena y la gestión del coche también», se felicitó. Leclerc nació en Mónaco, pero lejos del puerto de los yates. En La Condomine, una de las tres ciudades que componen el Principado sin el lujo o el glamour que se le supone a este lugar del planeta tan focalizado por la Fórmula 1. Leclerc es hijo de un aspirante a piloto, que se quedó en las categorías de promoción. Ambientado en el motor por influencia paterna, como es lo normal, Leclerc se crió en el karting del padre de Jules Bianchi, el último piloto de Fórmula 1 fallecido después de un accidente en un gran premio (Japón, 2014). Cuando se quedó sin dinero para seguir corriendo, a Leclerc lo auxilió económicam­ente Nicolas Todt, el hijo del presidente de la FIA, mánager de muchos pilotos.

A pesar de que solo tiene 23 años, el joven prodigio Leclerc ya lleva seis temporadas en la F1, ha ganado dos carreras y renovó cinco años con Ferrari en clara apuesta de futuro. Un hueso duro para Carlos Sainz.

La familia Ocon Traspasó el taller mecánico del padre para financiar al piloto; los Ocon vivieron unos años en una caravana

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