Mikel Landa agita el Giro
El día calcina piernas y pulmones de los ciclistas del Giro, aguacero en la salida, lluvia y frío en la llegada, penurias camino de Sestola en una jornada que copia la moda de la Vuelta. Hay puertos determinantes el cuarto día, pequeñas colinas que lo rompen todo como el Cole de Passerino, escenario del penúltimo alarido del landismo.
El landismo es un movimiento entusiasta que se propagó entre parte de la prensa española en beneficio de Mikel Landa, el escalador de quien se pregonaba que podría ganar el Tour, tal vez el Giro y casi seguro la Vuelta. Landa y su landismo cogieron vuelo en el Giro 2015, cuando el vitoriano desafió a un Contador en su apogeo. El movimiento se mezcló entonces con un cierto victimismo: todos querían perjudicar a Landa, su director en el Astana, su jefe de filas Fabio Aru...
Algo parecido sucedió en el Sky. Landa mostró sus innegables condiciones de escalador, valiente artillero que no mira atrás y se agarra al bajo del manillar. En el Sky estaba Froome, ganador de cuatro Tours, que impedía el paso al landismo. Por el Movistar también transitó el vasco y el asunto no terminó bien. Dura competencia con Nairo Quintana y Valverde que se resolvió en favor de este último. Ahora, en su segundo año en el Bahréin y con 31 primaveras, Landa intenta engordar su escasa hoja de victorias.
Fue el protagonista en el Cole de Passerino, maravilloso puerto de cinco kilómetros, estrecho y empinado. Landa suelta amarras, pese a que la victoria está imposible porque la fuga de 25 se ha desmembrado, Dombrowski camina hacia el triunfo y De Marchi se apresta a quitarle la maglia rosa a Filippo Ganna. El asalto del español es rotundo. Solo un tren capitaneado por Egan Bernal (ganador del Tour 2019) llega a la altura del vasco, cuyo ataque hace daño. No responde Evenepoel, mira Simon Yates, se queda a la primera Marc Soler, no aguanta Sivakov... En apenas un kilómetro Landa agita el Giro. Bernal acelera y se hace fuerte en el avance, también Hugh Carthy y el ruso Vlasov. El grupo obtiene 11 segundos con Evenepoel, Yates y Bardet, 34 con Marc Soler, 39 a Nibali. Simbólicas diferencias que reflejan sensaciones positivas. Tal vez en este Giro el landismo se puede reivindicar al fin.