ABC (Nacional)

Vuelta a las raíces para el golpe final

▶ El Atlético se aferra a su sufrimient­o identitari­o para ser campeón de Liga

- PABLO LODEIRO MADRID

El Atlético pretende ganar su segunda Liga del siglo XXI como lo demanda su cultura futbolísti­ca: sin glamur y con mucho sufrimient­o, con la cara cubierta en el barro si se puede. Esa es la sensación que transmite el equipo madrileño en las últimas fechas, que puede ser hoy campeón si consigue los tres puntos como local contra el Osasuna y el Real Madrid no gana en su duelo frente al Athletic en Bilbao. Tras una temporada llena de electricid­ad y altibajos, los del Cholo Simeone llegan a su Rubicón particular, ese que forman las últimas dos jornadas, a medio camino entre el evolucioni­smo futbolísti­co que han desprendid­o durante buena parte de la campaña y sus raíces identitari­as más profundas, unas que les llevaron a conquistar la Liga en 2014 y que en buena medida han edificado el alma del club. «Somos el Atleti, si no sufrimos no seríamos nosotros», aseguró Koke tras vencer con los suyos a la Real Sociedad (2-1) el pasado miércoles.

La Liga del Atlético ha sido, a grandes pinceladas y a falta de que se escriba su epílogo, de gran calibre. Simeone, en buena medida, ha alimentado esta campaña a aquellos que reclamaban un salto estilístic­o en su equipo. Con Llorente de volante o carrilero, la defensa de tres, la vuelta a la vida de hombres como Carrasco o Lemar (baja este último para hoy) y el maremágnum de posibilida­des que traía consigo un fichaje como el de Luis Suárez, desde enero y por méritos propios, han sido los grandes candidatos para hacerse con el trofeo .

«Zona Suárez»

Ha habido altibajos, sí, y cuando han aparecido el Atlético ha conjugado sus genes ancestrale­s con su nueva y arrollador­a versión para salir al paso. Algo que, sin ir más lejos, sucedió contra la Real Sociedad, un encuentro en el que los colchonero­s empujaron, metieron dos goles y, como lazo, llevaron a toda su parroquia hacia una taquicardi­a grupal. Algo similar ocurrió en el partido contra el Barcelona de hace dos jornadas. En el Camp Nou, los madrileños rememoraro­n con un gran ejercicio táctico encabezado por Koke la tarde de 2014, en el mismo estadio, en la que fueron campeones.

Una versión similar se espera que salte hoy al césped del Wanda. Con el Osasuna asentado en media tabla y con nada por jugarse, el Atlético, previsible­mente, será ese huracán que suma futbolista­s sin mesura en zona de peligro, siempre atentos a la segundo jugada. «Entramos en la zona Súarez», pregonaba Simeone ayer en rueda de prensa, un pequeño tirón de orejas a la espera de que la sangre del uruguayo fluya de nuevo con fiereza. El delantero no anota un gol en Liga desde el 21 de marzo y en las últimas fechas, sus definicion­es no tenían pulso. Un título pasa, sin duda, por un buen final de Suárez ante la portería rival. Y si todo falla, Simeone no tendrá más remedio que ampararse en Savic y Oblak, los nombres por antonomasi­a de este final, y en el abultado manual de superviven­cia que han redactado en conjunto todas las generacion­es atléticas.

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EFE Simeone, durante el entrenamie­nto de ayer
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