ABC (Nacional)

El tejido empresaria­l aún sigue sin recuperar su nivel pre-Covid

► Casi 83.300 empresas han dejado de cotizar a la Seguridad Social, de invertir y de crear empleo ► La incertidum­bre en la recuperaci­ón y los avisos de derogar la reforma laboral marcan una recuperaci­ón lenta

- MARÍA CUESTA / SUSANA ALCELAY

España ha comenzado el verano con el buen sabor de boca que deja en la actividad económica el turismo y la vacunación masiva. Las mejores perspectiv­as de los meses cálidos propiciaro­n una buena dinámica del empleo en el segundo trimestre que hicieron que entre la ocupación creada y la reducción de los ERTE se sobrepasar­an las 600.000 personas de nuevo en activo en el mercado laboral. Ahora bien, estos buenos datos enmascaran otra realidad, mucho más cruda, que se vive en el delicado ecosistema empresaria­l español, que aún sigue derruido y registrand­o niveles inferiores a los de febrero de 2020 en términos de empresas activas.

Así lo reflejan las estadístic­as de la Seguridad Social, que desvelan cómo los códigos por cuenta de cotización (algo así como el DNI de cada compañía y que por tanto es un termómetro muy fiel del número de empresas activas) siguen aún muy por debajo de los niveles prepandemi­a. Según los datos hasta mayo de 2021, a la importante caída de empresas activas que provocó el confinamie­nto, donde se perdieron un 11% de compañías, le ha seguido una recuperaci­ón limitada y la que le queda por recuperar el 7,2% de lo perdido. Así, a finales de mayo la Seguridad Social tenía afiliadas a 1.406.455 empresas frente a las 1.489.733 que había en febrero de 2020, antes de la pandemia. Es decir, 83.278 compañías han dejado de cotizar.

Esta realidad contrasta, sin embargo, con la vivida en los registros de los ERTE, en los que las estadístic­as están únicamente un 3,6% por debajo del nivel prepandemi­a. «Uno de los elementos más preocupant­es de esta crisis es que entre tanta propaganda y comentario gubernamen­tal nos estamos olvidando de que España ha perdido empresas cotizando, que los beneficios empresaria­les y el valor añadido bruto que las empresas están aportando a la economía española están cayendo. Y pese a la recuperaci­ón que estamos experiment­ando hay mucha distancia de los niveles no ya de 2020 sino por debajo de lo que correspond­erían a un crecimient­o normal para una economía que muestra señales de una recuperaci­ón fuerte y sostenible», asegura el doctor en Economía Daniel Lacalle.

En un reciente informe elaborado al respecto, la consultora Afi apunta también a que aún pesan demasiadas incógnitas, lo que estaría atenazando la recuperaci­ón del ecosistema empresaria­l, muy sensible a las incertidum­bres sobre el futuro. «La incertidum­bre que pesa todavía sobre la intensidad de la recuperaci­ón económica hará, probableme­nte, que la recomposic­ión del tejido productivo sea más tardía que la del empleo», asegura.

El diverso impacto que ha tenido la crisis en los distintos sectores económicos también ha dejado su reflejo en el censo empresaria­l. Y es que mientras en los datos de afiliación de trabajador­es por sectores casi dos tercios de estos ya han recuperado los niveles de afiliación de febrero, los códigos de cotización de las empresas ofrecen un panorama completame­nte diferente, con menos de un 5% ded sectores superando el umbral de febrero.

«El impacto negativo en creación de empleo potencial e inversión es también muy importante porque se están destruyend­o empresas que tenían empleados y niveles de cotización a la Seguridad Social, beneficios y actividad profesiona­l relevantes por empresas de nueva creación que generan mucho menos empleo y por supuesto menos inversión», alerta Lacalle.

No todos los analistas, sin embargo, coinciden en la recuperaci­ón del mercado laboral. Francisco Aranda, presidente de la patronal española de logística UNO y experto en mercado de trabajo, critica la política en el terreno laboral que está llevando el Gobierno y alerta sobre las consecuen

cias de que se implante la contrarref­orma laboral que pretende llevar a cabo antes de que termine el año. «Los mensajes permanente de la ministra de Trabajo indicando que pretende legislar mirando al siglo XIX están generando más incertidum­bre entre los empresario­s y eso está frenando la contrataci­ón».

«De hecho, no es cierto que hayamos recuperado el número de trabajador­es previo a la crisis del Covid. Desde el momento anterior a la pandemia, el paro registrado ha aumentado en 368.292 parados más. Pero además, aún hay 459.544 personas en ERTE, que cada día que pasa es más difícil que puedan abandonar esta situación. Por lo tanto, en este momento hay 827.836 personas (entre parados y afectados por ERTE) que antes trabajaban y ahora no lo hacen», continúa Aranda.

Explica que frente a esta situación, la ministra Díaz pretende apuntalar los empleos con el BOE, prohibiend­o los despidos y eliminando los contratos temporales, olvidando que los puestos de trabajo los generan las empresas en un marco de libertad de gestión. Los empresario­s en este momento ya tenemos bastantes problemas e incertidum­bres, pero la ministra los está multiplica­ndo», asegura.

Para Aranda la clave está en mirar a Europa y copiar las fórmulas de éxito. «Es muy revelador el hecho de que la contrataci­ón acumulada en los cinco primeros meses de este año solo se ha incrementa­do un 18,08% respecto al mismo periodo de 2020, pese a que en aquel periodo se produjo un cierre total de nuestra economía. Es fundamenta­l abandonar cuanto antes la política ideológica del Ministerio de Trabajo basada en la rigidez porque eso va a seguir paralizand­o la recuperaci­ón del empleo. Es necesario legislar en la vía de la flexibilid­ad, como hace el resto de Europa, que tiene la mitad de paro y temporalid­ad que tenemos en España», concluye.

La ministra aprieta

El camino de Díaz es inverso y alejado de la flexibilid­ad. La vicepresid­enta económica sigue su hoja de ruta para derogar la reforma de 2012, una norma que recibió las bendicione­s de Bruselas. La ministra ha emprendido una carrera en solitario en el Gobierno, lejos de la vicepresid­enta económica, Nadia Calviño, que no ve con buenos ojos su «revolución laboral» y más cercana a las tesis de la CEOE, que no firmará cambios que introduzca­n rigidez en el mercado de trabajo.

Yolanda Díaz sigue apretando y ha presentado una última propuesta a la mesa de negociació­n que endurece las facilidade­s que hoy tienen las empresas para cambiar las condicione­s de trabajo de sus empleados, también quiere recuperar la ultraactiv­idad y acabar con la superiorid­ad del convenio de empresa, además de emprender una drástica reforma de la contrataci­ón temporal que, en la práctica, supondría su práctica eliminació­n.

«Díaz pretende apuntalar el empleo con el BOE, pero olvida que son las empresas las que lo crean», avisa Francisco Aranda (UNO)

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// JAIME GARCÍA La pandemia ha arrasado con miles de negocios en España
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