Hasta 60.000 euros de multa por vandalizar el patrimonio en Italia
▶ El Gobierno aprueba un proyecto de ley para sancionar los ataques a los bienes
El Gobierno italiano ha dicho basta al vandalismo contra el patrimonio cultural. El Consejo de Ministros ha aprobado un proyecto de ley en el que se especifica que «además de las sanciones penales ya previstas, habrá una multa administrativa de entre 20.000 y 60.000 euros para quien destruya, disperse, deteriore o inutilice, total o parcialmente, bienes culturales o paisajísticos propios o ajenos». También están previstas multas para otros casos menores: «A quien desfigure, manche o destine bienes culturales a un uso perjudicial o incompatible con su carácter histórico o artístico, la multa será de 10.000 a 40.000 euros. Los ingresos serán donados al Ministerio de Cultura, para que se utilicen en la restauración de los bienes dañados».
El ministro de Cultura, Gennaro Sangiuliano, pretende sancionar desde ultras del fútbol hasta turistas que cometan actos que pongan en riesgo el patrimonio cultural. Incluso subirse a una estatua o zambullirse en una fuente o inscribir sus iniciales en el Coliseo. Actos vandálicos frecuentes, sobre todo en las ciudades turísticas, serán castigados a partir de ahora. En los últimos meses se han registrado varios episodios que han indignado a la opinión pública. El último, el pasado día 1, cuando tres activistas vertieron un líquido negro elaborado con carbón vegetal en la Fontana della Barcaccia, célebre obra de Pietro Bernini, en la Plaza de España. Los tres jóvenes pertenecían a Última Generación, una red de activistas que lleva tiempo realizando acciones no violentas para llamar la atención de los medios, la política y el público sobre las graves consecuencias del calentamiento global. La lista de los episodios vandálicos contra bienes culturales es larga. Cabe destacar también, porque tuvo gran repercusión nacional, la pintura naranja arrojada a las paredes del Palazzo Vecchio de Florencia, el pasado 17 de marzo, y antes (2 de enero) se echó pintura roja a la fachada y la puerta principal del Palacio Madama de Roma, sede del Senado. Nadie olvida tampoco a los activistas con las manos pegadas a ‘La Primavera’, de Botticelli, en la Galería de los Uffizi.
El ministro de Cultura dijo ¡basta!. «La acción contra la Fontana della Barcaccia en la Plaza de España es la gota que colma el vaso. Es hora de decir basta: nos encontramos ante una acción sistemática de vandalismo contra el patrimonio artístico y cultural que nada tiene que ver con la protección del medio ambiente», escribió Sangiuliano en Twitter. Los ambientalistas anuncian que seguirán con sus actos de desobediencia civil: «Estamos preparados para la represión y no nos asusta –comenta un portavoz–. No podemos parar, el clima no para».