«No hemos tenido ningún contacto directo con efectivos rusos de Wagner en Mali»
▶ Advierte sobre el deterioro de la seguridad en la triple frontera entre Mali, Burkina Faso y Níger
El general de brigada Santiago Fernández Ortiz-Repiso se encuentra desde diciembre al frente de la misión militar de la UE en Mali. Vive un momento excepcional ya que las autoridades malienses, tras un golpe de Estado, invitaron a irse a las tropas francesas que combatían al yihadismo en una misión propia. Tras ello confiaron la suerte de su lucha contra Al Qaida del Magreb Islámico y otros grupos radicales a unos 1.500 mercenarios de Wagner que se encuentran en estos momentos en este país clave del Sahel.
Por tanto, la misión se encuentra en una situación ‘sui géneris’. La UE y Rusia –vía Wagner– cuentan con botas sobre el terreno. Al inicio de la llegada de los mercenarios rusos una simple valla separaba a aeronaves de ambas misiones en el aeropuerto.
A la espera de que se tomen decisiones en el nivel político en Bruselas o Madrid, España permanece aún con 350 militares como fuerza de protección en la base de Koulikoro y en el cuartel general de Bamako. A Malí se llegó hace diez años con el objetivo de contribuir a su estabilización y apoyar en la faceta de adiestramiento a Francia.
–¿En qué emplean el día a día de una misión cuyo objetivo principal, adiestrar a las tropas de Mali, se ha dejado de realizar?
—Tenemos a una de las unidades mejor instruidas, adiestradas y con capacidad de combate que hay en todo Mali. Debemos mantener esa capacidad. Ese es nuestro trabajo diario, que no es sencillo y es una tarea en sí misma. Estar preparado por si se decidiera la vuelta de los instructores. Los militares que están ahora en Mali darían protección a esos instructores.
—¿Existe realmente la posibilidad de que se vuelva a reanudar la instrucción? ¿O por contra estamos más cerca de cerrar definitivamente la puerta?
—La decisión no es puramente europea. Hay un plan de transición en Mali que termina en un proceso asambleario con nueva Constitución y posteriormente, ya en 2024, con elecciones presidenciales. Ese proceso está en marcha y dependiendo del grado de aceptación de la comunidad internacional se tomarán unas u otras decisiones políticas. No obstante, como militar, mi vida, gracias a Dios, es mucho más sencilla. En mis órdenes tengo que mantener la capacidad de la misión por si los políticos deciden que se vuelva a instruir a militares malienses.
—¿Tienen contacto con los mercenarios rusos de Wagner o tropas rusas en Mali?
—Nosotros no hemos tenido absolutamente ningún contacto. Y cuando hablamos o nos reunimos con las fuerzas armadas malienses jamás citan a las fuerzas rusas. Pero nos llegan informaciones de fuentes terceras que hablan de su presencia. No obstante, no es una información directa que pue
da yo proporcionar por observación de la misión.
— ¿ Ni en el aeropuerto de Bamako han detectado la presencia rusa directamente?
—En Bamako, nunca hemos coincidido con un ruso. La única vez que yo personalmente he visto a un ruso ha sido al embajador en el Día de las Fuerzas Armadas maliense. Estaba sentado con toda la comunidad diplomática internacional en una tribuna cercana a la mesa.
—Una década después, ¿cuál es la situación de seguridad del país que una vez estuvo en jaque por el avance yihadista?
—La situación de amenaza y de seguridad está vinculada a toda el área del Sahel. No simplemente en Mali. Hay tres grandes problemas: los grupos terroristas afiliados a Al Qaida o al Estado Islámico; la insurgencia principalmente en la parte norte; y las redes criminales, sobre todo el tráfico de drogas y de seres humanos, que retroalimentan todo. En la zona de la triple fronter, entre Níger, Burkina Faso y Malí, la situación está bastante degradada en cuanto a la capacidad del Estado de controlar a los grupos terroristas. En la zona en donde estamos nosotros –Bamako y en Koulikoro– la amenaza es más baja.
—¿Ha recibido algún mensaje del Gobierno maliense para que abandonen la misión?
— Lo que yo recibo por parte de las Fuerzas Armadas es agradecimiento. Están realmente satisfechos con la colaboración que se ha tenido estos diez años y que, si de ellos dependiera, continuaríamos.
—Tras el golpe de Estado, Rusia aprovechó su oportunidad entonces a nivel político...
—Rusia está metiendo baza y el problema es que hueco que dejemos hueco que rellenan otros. Es verdad que ahora mismo el mundo es multipolar. Aquí, por ejemplo, hay una gran presencia china. Entonces, cuanto más hueco dejemos, más lo ocuparán otros que son, no hay que olvidar, hostiles a Occidente.
—Incluso Irán quiere hacer negocios en este país ahora.
—Mali busca proveedores de sistemas de armas allí donde puede; los tiene rusos, chinos y turcos y podría comprar también iraníes. Están buscando apoyos donde pueden. Los malienses necesitan drones como los turcos o iraníes para obtener inteligencia de las grandes zonas desérticas del país.
—¿Cuáles son las lecciones aprendidas tras diez años de presencia española en Mali?
❝China en Mali «Hay una gran presencia de China. Cuanto más hueco dejemos más lo aprovecharán otros»
— Que no basta con el apoyo militar sino, como ha hecho la UE, hay que apoyar otras estructuras del Estado. Aquí la gente se afilia a los grupos terroristas porque no tiene trabajo, no tiene ingresos. A veces, es la única fuente que tiene para salir de la extrema pobreza. Es un país muy pobre. Entonces, si no hay un desarrollo económico social, si no hay un Estado de derecho, si no se apoya a las instituciones es cuando se fracasa.