«HAY QUE REFORZAR LOS MÉRITOS EUROPEOS QUE NOS HICIERON PROGRESAR»
El modelo de la UE afronta cuatro desafíos ante el resto del mundo: «La autonomía estratégica, la innovación tecnológica, la formación y retención de talento y la transición ecológica»
de esfuerzos, privados y públicos, que es lo que caracteriza la historia de nuestra industria en los últimos años. La colaboración público-privada, esencia de Pymar, ha sido clave para superar las crisis pasadas y lo será para afrontar aquellas que puedan venir.
— ¿ En qué tipo de crisis estamos hoy los españoles?
—Como el resto de Europa, en la crisis que provoca un cambio brusco de escenario geopolítico y en el fuerte impacto que éste tiene sobre la economía: cadenas de suministro tensionadas, altas tasas de inflación, crisis energética sin precedentes… La guerra de Ucrania ha dado lugar a un nuevo contexto internacional marcado por la desaceleración de la globalización, que ha puesto de manifiesto la existencia de un mundo multipolar en torno a dos esferas de influencia: China y EE.UU. Es en este nuevo escenario donde la economía y la industria europea han de encontrar su sitio.
—¿Cómo salimos de ella?
—Transformándonos. Vivimos un momento decisivo y crucial. Debemos apostar por un plan estratégico para impulsar la industria europea. El modelo productivo europeo afronta cuatro desafíos: la autonomía estratégica, la innovación tecnológica, la formación y retención del talento y la transición ecológica. Más allá de las necesarias reacciones a lo que están haciendo otros, me refiero al Inflaction Reduction Act de Biden, hay que evitar entrar en una espiral de políticas proteccionistas y apostar por reforzar los méritos europeos que nos han hecho progresar y crecer: mercado interior libre, seguridad jurídica, política comercial, el propio estado de bienestar… Seremos capaces de competir con los mercados asiáticos si de verdad creemos en nuestras capacidades, valores y fortalezas como europeos.
—¿Qué tipo de crisis nos planteó la pandemia?
—Una existencial, y también inesperada. Todo lo que dábamos por supuesto se esfumó, empezando por la certeza de nuestra propia supervivencia. El coste trágico que tuvo es irreparable, pero quiero pensar que todo lo vivido nos ha servido de algo. Que ha cambiado la actitud y el tiempo de respuesta con la que nos enfrentamos a los acontecimientos adversos, quizás porque ha aumentado nuestra tolerancia a gestionar con altas cotas de incertidumbre. Y nos han quedado las ganas de luchar.
—¿Cómo repercutió en su sector?
—Sufrimos las tensiones de la cadena de suministro, el alza de los precios de algunos materiales y, en algunos casos, su escasez. Las restricciones de movilidad hicieron que se retrasase la llegada de técnicos para la puesta en marcha de equipos y todo ello afectó a las fechas de entrega. Lo importante es que, en el último ejercicio, la cifra de contratación de nuevas construcciones por parte de los astilleros españoles duplicó la del año 2020.
—¿Cómo llegó usted al sector naval?
—Mediante una entrevista de trabajo en Pymar en 2005, buscaban un adjunto al director financiero. Lo que sucede es que una vez que pones un pie aquí, este sector te atrapa.
—Directora financiera. ¿Por qué los directores financieros españoles son tan apreciados?
—Me imagino que porque toda empresa necesita unos resultados financieros e ingresos. Pero también es clave la estrategia y el negocio.
—A comienzos de este siglo en las escuelas de negocio se enseñaba que endeudarse era fundamental para ser rentable.
—El apalancamiento es necesario, pero debe estar muy medido y controlado.
—En España se conoce poco el sector naval privado. ¿Podría describirlo?
—Los astilleros privados españoles están especializados en la construcción, transformación y reparación de buques de alto valor añadido, tecnológicamente complejos, de elevado componente innovador y que requieren los más altos estándares en términos de sostenibilidad porque trabajamos para armadores que operan en áreas de alto valor ecológico. Nuestra calidad constructiva hace que estemos posicionados recurrentemente en los primeros puestos de los rankings internacionales. Al cierre de 2022, España fue la segunda potencia de la Unión Europea con más buques contratados. La industria naval genera un impacto económico de 7.700 millones de euros, da empleo a 70.000 familias y exporta el 80 por ciento de lo que fabrica.
— Se acaba de presentar el Perte Naval. ¿Qué papel jugó Pymar?
—Los protagonistas del Perte Naval son los astilleros, las empresas que integran la cadena de valor y las empresas de energías renovables que han presentado importantes proyectos. Pymar ha jugado el papel de coordinador y de dinamizador de los proyectos de la parte privada y, junto con Navantia, en una alianza inédita hasta la fecha
¿Cómo salimos de la crisis?