Lo que el teatro unió
EL 24 DE JUNIO MARÍA SUBÍA AL ESCENARIO PARA ESTRENAR ‘EL MALENTENDIDO’, DE CAMUS. EL 20 DE AGOSTO FUERON VISTOS JUNTOS EN PARÍS
conocido, que había acudidoo por deseo de Beauvoir.
Allí estaban los actores quee hhabíabí invitadoiid personalmen-lnte Picasso a actuar en su obra,a, casi todos amigos de Michelel Leiris, etnógrafo y aficionadoo a la tauromaquia. He aquí loss nombres del reparto: Jean-Paulul Sartre, Simone de Beauvoir,r, Raymond Queneau, Dora Maar,r, Jean Aubier y Jacques-Laurentnt Bost. Entre la veintena de in-nvitados a la representación, see hallaban en el salón Jean Ma-arais, el actor más popular dee la época, Georges Braque, Pie-e rre Reverdy, Georges Bataille y su esposa y Jacques Lacan.
El último en llegar fue Pa-ablo Picasso, que entró en laa casa con un cuadro bajo el bra-a zo. Depositó el lienzo en unaa repisa del salón. Era el retratoo del poeta Max Jacob, su grann amigo, fallecido en el campoo - e
«ParecParecía que quería eclipsar su figurafigu en la penumbra de la ventventana», escribió María CasareCasares en ‘Residente privilegiadlegiada’, sus memorias, publicadblicadas en 1980. «Vi un perfilfil altivoaltiv cuya mirada se perdíadía en la calle y donde sólo la frentefre alta y la nariz rectata y cortac seguían sosteniendodo no sé qué fatiga u orgullosallosa indolencia», observó. TTras concluir la obra, la anfianfitriona Louise Leiris la presentópr a Picasso. Éste no ssabía quién era y tampocpoco la identificó con su padpadre. Pero reaccionó con reflejos: «Pasa cuandodo quieras a verme en mi estudio. Luego podemmos ir a comer ostras. ¿TTe gustan?». El pintor lee preguntó si había vis-vis-