El Barça, a 11 puntos del Madrid y solo quedan 24
Σ Ferran Torres prolonga la racha negativa de Simeone en el Camp Nou y acerca a los azulgrana al título
Raphinha ( Jorge Mendes) y Marcos Alonso ( Verdú- Laporta hijo) son los jugadores con un impacto más negativo cuando juegan. Frenkie de Jong, que llegó al club en 2019 y que ayer regresó al equipo, es el jugador más determinante. Su manager, Ali Dursun, no es amigo de Laporta.
Mosaico en un segmento del lateral en favor del uso del catalán. Ferran en el once inicial. Una distracción de Busquets –otra– propició un disparo de Griezmann al larguero. Con el Madrid a 8 puntos, al Barça parecían temblarle las piernas y el Atlético presionaba con intensidad. Sol y sombra en el Camp Nou, como en los toros. Pero el césped, más corto y húmedo que en Getafe.
Poco a poco el Barcelona se fue haciendo con el balón, sin prisa, y desde luego sin demasiada precisión, pero por lo menos no sufría defensivamente y jugaba la mayor parte del tiempo en campo rival. Los de Simeone aguantaban y peleaban, cada ocasión que tenían estaba bien trabajada y era peligrosa, aunque no tanto como el travesaño que abrió la tarde. Falta de paciencia en el Camp Nou con Ferran: le pitaron a la primera que falló.
El Barça presionaba bien pero le costaba encontrar profundidad. El Atlético empezó a estar incómodo, le costaba salir, pero cuando lo conseguía era letal. La primera del Barça la tuvo Lewandowski con un par de driblings de alto mérito en la frontal, pero luego Ferran estuvo demasiado lento. Fue un espejismo, porque luego los de Xavi volvieron al tedio, a la dificultad para ser creativos, a la sensación de que tener el balón no significaba nada más que tenerlo. A la media hora el Barça tenía la posesión y la localización y el Atlético la mayor cercanía con el gol, aunque sin ocasiones manifiestas hasta que Ter Stegen respondió con un paradón memorable a un disparo envenenado de Griezmann, más tenso incluso que el del larguero.
Al Barça le continuaba pesando el trasero y hacía méritos para volver a abrir una Liga que hace pocas semanas parecía más que ganada. Apatía local, falta de ritmo y de luz, un partido como de funcionarios de lápiz caído cuando cumplen su horario. El Atlético tampoco era el de sus mejores tiempos. Era más incisivo que el rival pero su juego no tenía continuidad, ni era un equipo compacto, la roca que solía ser, impenetrable, sobre todo para sistemas de juego como el del Barça.
Justo antes del descanso, el Barcelona logró por fin encadenar dos pases con éxito y Ferran –quién iba a decirlo– adelantó a su equipo y ahuyentó los fantasmas. Disparo sencillo, pero hábil. Muy acertado Ferran, igual que Raphinha, que le dio la asistencia. Los que normalmente fallan, consiguieron ayer cambiar el signo del partido. Y asegurar la Liga.
Pedri fue ovacionado cuando tras el descanso salió a calentar. Ferran estuvo a punto de marcar en el 47, pero Oblak respondió providencialmente. En la primera parte, 43 minutos sin chutar a puerta, y en cinco minutos de la segunda, el Barça había chutado ya dos veces. Koundé no controlaba a Carrasco, el Atlético no estaba desanimado pero el Barça insistía más para el 2-0 que los de Simeone para el empate.
Intercambio de golpes ligeramente decantado en favor del Barça, pero el Atlético daba constantes avisos de que el partido no había terminado. Correa
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