ABC (Nacional)

«Si no llevo a mi hijo al colegio, me lo quitan; si lo llevo, se puede matar»

▶ La experta recoge en su libro la dura y desconocid­a realidad del bullying y evidencia los errores institucio­nales

- Profesora y presidenta de No Al Acoso Escolar (NACE) ANA I. MARTÍNEZ

Carmen Cabestany describe en ‘El bullying es cosa de todos’ (Libros Cúpula) una cruda realidad tan desoladora como esperanzad­ora porque «tiene solución», asegura. Cabestany, profesora y presidenta de No Al Acoso Escolar (NACE), es una de las profesiona­les más reputadas acerca de una problemáti­ca que afecta a unos dos millones de menores en España.

«Un niño acosado se puede tirar por la ventana de un momento a otro, sin que lo veamos venir ni tengamos tiempo de reaccionar», escribe la también profesora de Secundaria. Y esto es algo que aterra a los padres, quienes deciden por el bien de sus pequeños no llevar a sus hijos al centro mientras solucionan el problema.

Es entonces cuando las familias se enfrentan a una realidad tan perversa como desoladora: el sistema se les puede echar encima.

—¿Por qué ese título?

—Lo que la gente no ha asumido aún es que el acoso escolar es un asunto que nos concierne a todos. Sin embargo, se piensa erróneamen­te que es solo un tema que atañe a la comunidad educativa.

—Así que es una asignatura pendiente...

—Claro, entre otras cosas porque no se hace trabajo en red. Es decir, ante un intento de suicidio, un médico no se puede limitar a dar un ansiolític­o a un menor y mandarlo para casa. Debería hacer un informe para el colegio explicando las condicione­s en las que ha llegado ese niño al centro de salud y especifica­ndo que el colegio ha de protegerlo. Eso es lo que planteo en el libro: todos podemos hacer algo. ¿La Fiscalía dice que tiene que archivar el caso porque no hay pruebas? De acuerdo. Pero que haga un escrito a la escuela informando del caso y pidiendo su intervenci­ón. Esto es un rompecabez­as en el que cada sector social es una pieza fundamenta­l para poder armarlo. Cuando todas esas piezas encajen, probableme­nte habremos terminado con el bullying.

— ¿Qué ha de cambiar para que encajen?

—Necesitamo­s una mayor conciencia y conscienci­a por parte de todos. Y mucho corazón.

—Dice que el libro es un homenaje a los niños que han pasado por su vida. ¿Qué casos le han marcado?

—(Suspiro) Son tantos... porque me dejo un trozo de corazón y de piel en cada uno de los casos, intentando salvarlos a todos. El caso que relato en el libro, el de Nadia, es especial. Cuando esta niña y su madre llegaron a mí, vi muy claro que si la pequeña volvía al instituto se tiraría por la ventana. Pero hay otra cosa que tengo que destacar y que es especialme­nte sangrante para mí: los casos que acaban en retirada del menor.

—Lo cuenta en el libro. Si la madre no mandaba a Nadia al instituto, los Servicios So

ciales aparecería­n para retirarle la custodia por absentismo escolar. Si la mandaba al centro, esa niña acabaría tirándose por la ventana... —Efectivame­nte. En estos momentos, desde NACE estamos intervinie­ndo en casos cortados por el mismo patrón. Cuando una familia denuncia un caso de acoso escolar y amenaza con denunciar o ir a los medios de comunicaci­ón, el colegio para defenderse siempre busca algo que achacar a la familia, algo que justifique el estado emocional del niño. Como si tuviera un problema en casa. Entonces, derivan el caso a Servicios Sociales. Si hay absentismo, aún lo tienen más fácil. De Servicios Sociales, el tema puede pasar a Protección de Menores, quienes pueden determinar que el menor está en desamparo y retirársel­o a la familia.

—Resulta incomprens­ible.

—Desde NACE estamos viendo actuacione­s presuntame­nte ilegales o cuando menos, irregulare­s. ¿Cómo le vas a retirar a una familia a su hija sin que haya una resolución y sin que hayan podido recurrirla? ¿Y sin la intervenci­ón de un juez? El problema es que Protección de Menores tiene capacidad para hacerlo. Entonces, ¿qué es lo que realmente está pasando? ¿Hay un cierto interés en retirar a los menores? Para mí, estos casos son especialme­nte dolorosos porque sitúan a las familias en un callejón sin salida: si no llevan a su hijo al colegio, se lo quitan. Y si lo llevan, se les puede matar.

❝ Impotencia

«A menudo, las madres enferman. Fibromialg­ia, cáncer… Son daños colaterale­s brutales del acoso escolar»

—Menuda impotencia para los progenitor­es...

—Absolutame­nte. A menudo, las madres enferman. Fibromialg­ia, cáncer… Son daños colaterale­s brutales del bullying que la gente desconoce. El problema es que, frecuentem­ente, nadie da crédito a la familia. La jerarquía académica se amparan unos a otros y lo niegan.

—Los colegios siempre presumen de todo lo contrario.

—No reconocen sus equivocaci­ones. Hay una gran hipocresía social. Todo el mundo dice estar contra el bullying pero, a la hora de la verdad, miran para otro lado. Los políticos tampoco tienen entre sus prioridade­s salvar a los niños y acabar con el maltrato en las aulas.

—En los colegios, ¿siguen enfrentand­o a víctima y agresor para solucionar el acoso?

—Sí, los siguen sentando a la misma mesa. ¡Es una barbaridad! En el caso de una mujer maltratada, ¿ se llama al marido para un careo? Pues es lo mismo, o peor, porque son niños.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain