«CORRESPONDE AL GOBIERNO ESPAÑOL CREAR LAS CONDICIONES PARA QUE NUESTRAS EMPRESAS PUEDAN COMPETIR GLOBALMENTE Y NO LIMITARSE A ATACARLAS»
La marcha de Ferrovial
y servicios producidos en España. Deberían reducirse los tipos y tramos del IRPF y fijar un mínimo exento elevado. En relación con el impuesto de sociedades, su tipo nominal debería fijarse por debajo del 20 por ciento. Al mismo tiempo, deberían suprimirse los impuestos sobre patrimonio, sucesiones y donaciones y la panoplia de impuestos ideológicos como los que recaen sobre los servicios digitales, las empresas energéticas y la banca; y el más ideológico de todos: el mal llamado impuesto de solidaridad sobre las grandes fortunas. En lugar de perseguir la riqueza lo que debe hacer el Gobierno es combatir la pobreza.
—¿Hay margen en España para reducir el gasto público? ¿Y para hacerlo más eficiente?
—Tenemos un gasto estructural irracionalmente elevado, pero siempre hay margen para reducir el gasto público. Ya se intentó –y se consiguió– hace años, bajo el gobierno del presidente Aznar. Podría empezarse por la reducción del número de ministerios y de organismos públicos y terminar con el aumento irracional del número de empleados públicos o dependientes de las administraciones y de las subvenciones que no aportan ningún valor.
—Usted es experto en temas de competencia, ¿se ha deteriorado ésta con las últimas crisis?
—Se ha reforzado el intervencionismo sobre los mercados en lugar de incentivar la competencia. Pero prefiero situar la respuesta en otro plano: no haber abordado las reformas estructurales pendientes ha impedido reforzar la competencia en aquellas actividades protegidas de la misma. En este punto, a mi juicio, la autoridad encargada de velar por la competencia debería haber sido más activa. Debería haber realizado informes dirigidos a remover normas ineficientes y fomentado el debate sobre las virtudes de la competencia.