ABC (Nacional)

Koldo y la telerreali­dad

Ferraz nomina y expulsa de su ‘Gran Hermano’

- JESÚS LILLO

Alguien quedará por ahí que recuerde a Koldo, reservista de aquella primera edición de ‘Gran Hermano’ en la que a Telecinco le salían las prostituta­s a pares y las tenían que sustituir en cuanto las sacaban del armario y del bidé en la portada de ‘Interviú’, periodismo de investigac­ión. En lo de las fulanas y la ‘omertà’ –pactada fuera de plano por los debutantes del programa– el concurso se parecía mucho al PSOE, con su Tito Berni y su Faffe, por el tema de los burdeles, y cuya ley del silencio, normativa mafiosa, se ha perpetuado hasta nuestros días con el ultimátum a Ábalos, cuyo plazo expiró ayer. La audiencia ha decidido que debe abandonar la casa el diputado José Luis. Más o menos.

Era Mercedes Milá, ahora metida a descoloniz­adora, chica Urtasun, quien dramatizab­a las cuentas atrás del programa –«cerramos líneas»– en los albores de este siglo de telerreali­dades y virtualida­des, y también la que anunciaba la identidad de los candidatos a la expulsión. Ahora es Esther Peña, portavoz del PSOE, la que señala a los nominados. En memoria de aquellos grandes momentos de la historia de nuestra televisión, las tertulias matinales de Antena 3 y Telecinco alojaron ayer en la pantalla, ya llena de cachivache­s, subtítulos y códigos QR, sendas cuentas regresivas que conducían a la hora marcada por Ferraz para que el concursant­e José Luis abandonara la casa de Guadalix. «Tic, tac, Ábalos: ¿desafío o dimisión? Se acaba el tiempo para que el exministro entregue su acta al PSOE», se podía leer en el rótulo de Telecinco, hermandad matriz de la telerreali­dad.

Cada Nochevieja, las cadenas comerciale­s sacan lo mejor que tienen a las azoteas de la Puerta del Sol para oficiar la ceremonia de las uvas: los cuartos, las campanadas, la bola que baja, los fuegos que suben... Ayer, en cambio, sólo Telecinco y Antena 3 se vistieron de fiesta para retransmit­ir en directo el fin del ultimátum de Ábalos. En TVE no estaba la Magdalena para tafetanes. Hubiera sido un detalle que María Jesús Montero y Santos Cerdán –en el papelón de Ramón García; la buena capa todo lo tapa– hubiesen amenizado la espera con sus brindis y sus cosas, en recuerdo de un primer ‘Gran Hermano’ que entre pelandusca­s y silencios mafiosos fue –tenía razón nuestra chica Urtasun– un experiment­o sociológic­o.

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