Shilpa Gupta saca el paragüas de la poesía, y llueve sobre mojado
▶ La prestigiosa artista de Bombay (India) expone en el Centro Botín de Santander
Shilpa Gupta (Bombay, 1976) es menuda, muy menuda, y confiesa que lleva noches sin dormir, trabajando para poder rematar la muestra que acaba de inaugurar en el Centro Botín bajo el título de ‘ Yo también vivo bajo tu cielo’. Ayer, día de la presentación, el cielo en Santander estaba bajo, caído, neblinoso, con ese chirimiri, calabobos, tan característico del norte y puede que favorezca lo que aquí vamos a ver, a recorrer, a sentir: una escenificación del mundo contemporáneo y buena parte de sus males, esos que tienen que ver con las fronteras, con el nacionalismo, con la censura, con la persecución, con la guerra (aunque sin citar expresamente), con la resistencia del ser humano en condiciones infrahumanas, con la palabra silenciada… Y, ciertamente, el cielo del mundo está muy nublado y amenaza tormenta constantemente.
Gupta saca el paraguas de la poesía para protegerse(nos) de los males que caen de ese cielo tormentoso y para denunciar sin agresividad alguna, con la sutileza de una lírica muy contenida, que este universo que habitamos es un nido de víboras, cuyo veneno mata a los más desprotegidos. Y, aunque pensemos que nada de esto va con nosotros, todos estamos amenazados.
Resulta evidente que en cuestión de segundos podemos pasar de ‘elegidos’ a perseguidos, refugiados, que se lo digan a los ucranianos, a los palestinos, judíos… De ahí el título ‘ Yo también vivo bajo tu cielo’. Al cabo, todos vivimos bajo tu/su cielo. Apunta Gupta que «esta exposición analiza cómo los individuos atravesamos expectativas e imposiciones visibles e invisibles, la persistencia y el riesgo del cuerpo y de la palabra». El primer golpe de efecto, desde la entrada misma de la exposición, con una escultura minúscula, que pasa casi desapercibida, titulada ‘Un líquido, la boca se congeló’, que no es otra cosa que el molde de una boca abierta realizado en bronce de munición fundido. Censura, silencio, violencia explícita e implícita. Poesía pura y dura. Como apunta Bárbara Rodríguez Muñoz, directora de exposiciones y de la colección del Centro Botín, «para esta exposición hemos seleccionado trabajos recientes en los que la voz y la poesía atraviesan fronteras y generaciones».
Gupta ha centrado todos sus esfuerzos en la gran pieza central producida especialmente para el Centro Botín, ‘El aire escucha’. La sala está en penumbra. Del techo cuelga un conjunto de micrófonos que se van moviendo. De ellos, salen las voces de distintas comunidades oprimidas a lo largo de la Historia. También se escuchan distintos cantos de marcada significación política: ‘Bella Ciao’, ‘No nos moverán’... Monumental, tan explícita como íntima. Gupta, quien vive y trabaja en su ciudad de origen, Bombay, sabe bien de lo que habla y lo que expone.