ABC (Nacional)

El referéndum es hoy

La ventaja de Sánchez y el separatism­o es que la modorra social ya surte efecto

- MANUEL MARÍN

N Ohay urnas ni esteladas, ni tipos con barretina y lazos amarillos, pero figuradame­nte el referéndum, la votación para que Cataluña se separe de España, ya se está celebrando. Dentro de unos meses, Santos Cerdán irá a una emisora y revelará que lleva meses cerrando los flecos de un pacto fiscal, por supuesto plenamente constituci­onal. O así. También nos dirá que se ha previsto una consulta autorizada, legal y todo eso, y las negociacio­nes con Junts y ERC para conocer el texto de la pregunta definitiva se extenderán hasta la madrugada. Será una noche a la antigua, de esas de ceniceros y colillas. La pregunta no podrá ser directa, claro, que hay que encubrir una ilegalidad. Tendrá que ser difusa, casi en diferido, que diga sin decir y dé cuartelill­o a Sánchez.

Dará igual si la amnistía está en vigor o si la ha paralizado Europa con cualquier cuestión prejudicia­l. En el fondo, la amnistía siempre tuvo mucho de señuelo. Como cuando Rodríguez Zapatero creyó que la Constituci­ón se podía retorcer en diagonal redactando un mero estatuto que la sustituyes­e. Como si poder crear poderes judiciales autonómico­s o haciendas propias pudiera ser solo la voluntad coyuntural de un presidente bajo el simplismo fraudulent­o de que «Cataluña se define como nación». Por la convivenci­a y la concordia. Sí. La amnistía, como los indultos, son la morralla lanzada para que la pieza gorda se acerque al cebo auténtico, el del referéndum.

La estrategia del PSOE con la consulta es mimética a la ensayada con los indultos, la derogación de la sedición o la amnistía. La primera fase es la de la negación. Los ministros pululan entre micrófonos con el «no es no», pero en realidad esa es la antítesis de la realidad pretendida, que es introducir el debate en el subconscie­nte colectivo manteniend­o públicamen­te una mentira como verdad irrefutabl­e. El globo sonda está lanzado. La segunda fase es la ocultación. Se da por zanjado el asunto y se presenta como una reivindica­ción inasumible, pero al tiempo el secretismo se impone en la negociació­n de unas bases de mínimos factibles. Oye, ¿y por qué no? La tercera fase es la filtración. De repente, empiezan a aparecer expertos juristas tácticamen­te diseminado­s en medios afines, e incluso se publican virtuosos dictámenes con apariencia de seriedad que interpreta­n la realidad hasta pervertirl­a con un goteo incesante. Cualquier chatarra legal evoluciona hacia una expectativ­a sostenible. En la cuarta fase se empieza a aceptar una consulta como una posibilida­d remota, como un resquicio ‘democrátic­o’ plausible porque ya hay debate jurídico. Ya todo es discutido y discutible.

Quinta, la emocionali­dad. Crear la atmósfera necesaria de fractura social para equilibrar los platillos de la balanza y que parezca que quien se opone es un ultra recalcitra­nte capaz de rechazar la convivenci­a y la pacificaci­ón. Sexta fase, la modorra social, la anomia colectiva, la sofronizac­ión global, el abatimient­o… Ocurre cuando ya no escandaliz­an los indultos o la amnistía. Ocurre cuando la mentira y la verdad se confunden en el magma y las certezas que sustentan el sistema se resienten. De tanto repetir que algo es grave, dejará de serlo por pura indolencia mental. Y gana la duda. El referéndum se está celebrando ya.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain