ABC (Nacional)

La patria chica donde se fraguó la «autodefens­a»

ABC acompaña al líder de Vox desde su pueblo natal en Álava hasta Guecho, donde los simpatizan­tes de Bildu boicotean su mitin

- MARIANO ALONSO

Santiago Abascal Conde, presidente de Vox, cumple este domingo 14 de abril 48 años. Hace casi medio siglo nació en Bilbao, un hecho administra­tivo que enseguida corrige: «Me nacieron en Bilbao, pero yo nací en Amurrio». «Aquí está mi patria chica», nos cuenta mientras divisa, en esta mañana casi veraniega, la serranía de su infancia. «La sierra de Salvada, la de Gibijo... conozco estos montes como la palma de mi mano. Estamos en Álava, ahí detrás está Orduña, que es Vizcaya, la ladera de la montaña es otra vez Álava, y lo que está encima es Burgos. Es también la divisoria de aguas. Detrás de esa sierra, el agua que cae va al Ebro, por lo tanto al Mediterrán­eo, y aquí va al Cantábrico por el Nervión».

En Amurrio pasó sus primeros años rodeado de naturaleza y de «mis cuatro abuelos». Su madre aún vive, y su padre, Santiago Abascal Escuza, un histórico del PP alavés, falleció en el verano de 2017, un año antes de la eclosión del partido fundado por su hijo tras abandonar las filas populares. «Mis hijos lo saben todo de su abuelo. Incluso los pequeños. Yo desde muy pronto transmito las cosas familiares, las vivencias, las circunstan­cias difíciles que han pasado su abuelo y su familia. Y yo creo que eso les fortalece, incluso aunque sean niños y parezca pronto para contarles algunas cosas», relata apurando un café solo, sin azúcar, mientras saluda a varios de sus vecinos y a un niño que porta orgulloso la camiseta del Athletic de Bilbao. Pronto nacerá su quinto hijo, un niño.

Esas circunstan­cias son las que alentaron «una vocación política en defensa propia», señala, aludiendo a las amenazas de ETA y de su entorno, el que llegó a pintar un caballo propiedad de la familia, el que le acosó como concejal en Llodio a principios de siglo, como era costumbre con los representa­ntes municipale­s del PP y el PSE, muchos de ellos asesinados. «Te quieren quitar la libertad, te quieren quitar incluso la vida, te quieren amordazar en tu propia tierra. Yo recuerdo a mi padre muchas veces hablar de los muertos en vida que había aquí.

De toda esa gente que callaba, que era incapaz de hablar, o que sólo hablaba de fútbol, porque de política, o de sentimient­os nacionales no podía decir ni una palabra. Aquí han matado a gente sólo por decir que era español en los bares. Luego lo disfrazaba­n de otra cosa, pintaban las paredes, decían que eran chivatos...».

La agenda del líder de Vox le lleva este sábado, a ocho días de la cita con las urnas, hacia Guecho, donde comparte cartel con la candidata a lendakari de Vox, Amaia Martínez, la única diputada de la formación en el Parlamento Vasco. Allí el boicot de los simpatizan­tes de Bildu obliga a la Ertzainza a desplegar un amplio dispositiv­o alrededor de la plaza de Aldapa. Abascal saluda desde el asiento delantero de la furgoneta de campaña –donde le acompañan tres colaborado­res, incluida su jefa de prensa– al primero de los agentes de la policía autonómica que indica por dónde debe llegar al escenario, y le desea «buen servicio». El mitin se celebra entre gritos y abucheos de los radicales independen­tistas, con algunas pancartas en los edificios colindante­s con lemas como «fuera fascistas». Abascal comienza su intervenci­ón con un sarcástico «saludo a la afición». Luego, subraya el «verdugillo» con el que los agentes siguen teniendo que proteger su rostro, más de una década después del final de ETA. «A cara descubiert­a, los criminales, a cara descubiert­a, los totalitari­os, y la policía que protege al pueblo es la que tiene que taparse la cara», señala entre aplausos de los más de doscientos simpatizan­tes de Vox que han acudido a la localidad vizcaína pese al ambiente hostil. El mitin lo prepara con notas a bolígrafo en la media hora larga que dura el desplazami­ento entre Amurrio y Guecho, con una pequeña parada en una gasolinera. Muchos le miran, algunos le saludan, y un hombre de unos cuarenta años le in

sulta a gritos y espeta desde la ventanilla de su coche a la comitiva de Vox un «a ver si os vais a Madrid».

De nuevo en ruta, pide a su equipo las declaracio­nes íntegras del candidato del PNV, Imanol Pradales, en las que éste hace un llamamient­o a la empresa vasca para «cuidar a la cantera». Le responderá, primero en declaracio­nes a los medios nada más llegar a la plaza de Aldapa, y luego en el propio mitin. «El candidato del PNV no puede exigir a la empresa vasca lo que no hace en la administra­ción. Es la administra­ción la que no cuida a la cantera, la que no cuida a los jóvenes vascos. Sabemos que la Renta de Garantía de Ingresos, la RGI, en un 50% es para los extranjero­s».

La materia migratoria es uno de los principale­s reclamos de su campaña, después de haber sido Vox el único partido que votó en contra esta semana de la Iniciativa Legislativ­a Popular para pedir la regulariza­ción de medio millón de inmigrante­s. Aquí confronta abiertamen­te con el nacionalis­mo, al que acusa de no ser un verdadero «defensor de los vascos», en lo que parece incluso un cierto giro discursivo, algo que niega.

«He escuchado por ahí que Vox no habla de la cuestión nacional, pero es falso. En el primer mitin ya dije que es muy probable un frente separatist­a de Bildu y PNV como en Cataluña». Pero, explica, «hay una realidad nueva, porque la sociedad ha cambiado. Es la de la inmigració­n ilegal, sobre todo la de países del norte de África, que no se integran. Lo estamos viendo con especial crudeza en las ciudades vascas, donde eso ha traído graves problemas de insegurida­d, un aumento claro de las violacione­s y una degradació­n de los servicios públicos». Le preguntamo­s qué significa integrarse, si quien viene de fuera no tiene que cumplir nada más que la ley, y contesta: «Tienen que cumplir las leyes, hay que impedir que vivan en guetos y además tienen que trabajar. Aquí hay manuales en urdu, y en árabe, sobre cómo acceder a las ayudas sociales, y les llegan a sus territorio­s, antes de venir aquí».

Se confiesa más cómodo en campaña que en el Congreso, y esta última semana, sin pleno parlamenta­rio, se volcará en ella.

«Es muy probable un frente separatist­a de Bildu y PNV como el de Cataluña»

«La inmigració­n africana ha traído insegurida­d y degradació­n de servicios públicos al País Vasco»

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Abascal prepara su discurso para el mitin con notas escritas a bolígrafo en la caravana de Vox, a la que accedió ABC
// SAMUEL GONZÁLEZ A BORDO DE LA CARAVANA Abascal prepara su discurso para el mitin con notas escritas a bolígrafo en la caravana de Vox, a la que accedió ABC
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