ABC (Nacional)

Drones, criptograf­ía cuántica y redes sociales, las nuevas armas del yihadismo

▶ Retornados, prisiones y actores solitarios, retos de la Estrategia contra el Terrorismo

- CRUZ MORCILLO

Veinte años después del 11-M, el terrorismo que amenaza a España es sobre todo de orientació­n yihadista, con particular­idades inquietant­es derivadas del uso de tecnología avanzada: drones, criptograf­ía cuántica y redes sociales que intensific­an esa amenaza. La tecnología permite además a los terrorista­s continuar con sus labores de captación y radicaliza­ción, coordinars­e y comunicars­e con mayor facilidad y eficacia.

Estas conclusion­es las recoge la nueva Estrategia Nacional contra el Terrorismo, aprobada por el Consejo de Seguridad Nacional el mes pasado y cuya elaboració­n ha coordinado el Centro de Inteligenc­ia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (Citco), que depende de Interior. El documento, que aspira a ser dinámico para adaptarse a las «amenazas cambiantes» y la evolución de las tácticas terrorista­s, señala que los grupos y actores vinculados con extremismo­s violentos disponen de una estructura más «descentral­izada y difusa» que dificulta su identifica­ción.

El 90 por ciento de las 110 operacione­s policiales antiterror­istas de los últimos cuatro años (2019-2023) están relacionad­as con el yihadismo y solo un cinco por ciento con el terrorismo autóctono, casi extinguido. Está constatada, reza el documento, la presencia en nuestro país de estructura­s individual­es y grupales de apoyo a diferentes organizaci­ones yihadistas, «con capacidad potencial para transforma­rse en operativas».

«Han adoptado un enfoque cada vez más centrado en objetivos blandos» y apoyan la actuación de actores solitarios sin vínculos con organizaci­ones y «con afectación por algún trastorno mental». Los objetivos ‘ blandos’ son aquellos en los que se concentran personas en vías públicas, nodos y medios de transporte colectivos, actos o celebracio­nes multitudin­arias y lugares de culto a los que se puede acceder con facilidad y causar muchísimas víctimas. El caso más reciente es el ataque a la sala de conciertos de Moscú que provocó 133 muertos o las amenazas vertidas la semana pasada contra los partidos de Champions en Londres, París y Madrid, si bien los expertos advierten de que no pueden ser atribuidas a ninguno de los órganos oficiales de Daesh.

Instrument­os caseros

Junto a estos objetivos, persiste un desafío muy claro de los llamados actores solitarios donde prima la oportunida­d frente a la preparació­n. Son individuos autorradic­alizados, que con medios sencillos y de fácil acceso, caseros, pueden sembrar el terror.

Los expertos han concluido que la presencia de determinad­as enfermedad­es mentales supone un factor de vulnerabil­idad en los actores solitarios, un riesgo añadido, detectado a nivel internacio­nal. El caso de Yassine Kanjaa, el yihadista de Algeciras que asesinó a un sacristán y lo intentó con un sacerdote, es paradigmát­ico. Sufría un cuadro psicótico. «Desarrolla­r ideas delirantes puede contribuir al terrorismo, no en grupo, porque serían apartados, pero sí de forma individual. Es minoritari­o y marginal aunque con mayor incidencia», señala Luis de la Corte, profesor de la Universida­d Autónoma de Madrid, experto en seguridad nacional e internacio­nal y autor del libro ‘Terrorismo: causas, efectos y tendencias’.

Armas letales

La amenaza de estos ‘lobos’ solitarios se ha incrementa­do por el acceso a la propaganda extremista en la red, que les facilita radicaliza­rse sin pertenecer a una organizaci­ón; la dificultad de detectarlo­s, ya que actúan solos o en pequeños grupos, y el uso de cualquier instrument­o como arma mortal. No existe un perfil único, pero se han fijado una serie de actos y comportami­entos que suelen darse antes de un ataque. Identifica­rlos de forma temprana es fundamenta­l, así como retirar contenido terrorista de internet. Desde 2018 el goteo de actos letales individual­es ha sido una constante en la UE.

El de los actores solitarios es uno de los retos en los que se fija la Estrategia contra el Terrorismo. Junto a ese se analizan amenazas inequívoca­s para la seguridad nacional como los combatient­es terrorista­s extranjero­s en España, la propaganda para transmitir ideología violenta, el aumento de los extremismo­s y el proselitis­mo en las prisiones.

Los combatient­es terrorista­s extranjero­s (CTE) retornados se consideran un potencial eje vertebrado­r

Operación policial contra el yihadismo en Guernica (Vizcaya) en 2022

para radicaliza­r y para atentar, desde que empezaran a sumarse a las filas de Daesh y Al Qaida en Siria e Irak. España cuenta con un listado único, en el que están identifica­dos los que salieron, los que murieron en combate y los que iban a intentar rgresar.

Centenar de combatient­es

«Muchos han sido detenidos, se hizo un trabajo muy fino, pero hay en torno a un centenar que no se sabe dónde están», afirma Luis de la Corte, que ha colaborado como experto en la Estrategia. Las medidas de control policial y judicial se actualizan de forma constante con ese objetivo. En la estrategia antiterror­ista se reconoce que la repatriaci­ón de mujeres y niños desde campos de refugiados o prisiones en zonas de conflicto es «compleja y delicada», pese a que continúa.

Respecto a las cárceles se afirma que

son un entorno «favorable» para que los yihadistas capten adeptos, tanto entre presos proclives a la violencia como entre colectivos vulnerable­s, de ahí la puesta en marcha hace más de un lustro del plan de prevención de la radicaliza­ción. Ese plan ha aflorado numerosos casos de internos, penados por otro tipo de delitos y dispuestos a sumarse a postulados extremista­s. Muchos de los terrorista­s condenados en los últimos años ya han sido excarcelad­os y en los próximos continuará­n las salidas, por lo que resulta imprescind­ible potenciar las medidas de libertad vigilada que se les imponen.

La amenaza yihadista no cesa, aunque «no estamos en el peor momento » , según los expertos. Su carácter transnacio­nal, con grupos más reducidos y estructura­s menos jerarquiza­das y descentral­izadas multiplica­n los posibles escenarios y riesgos.

Los terrorista­s se han sumado antes que nadie a la tecnología: se valen de plataforma­s de mensajería encriptada, técnicas de inteligenc­ia artificial y redes sociales, que les permiten reclutar y radicaliza­r a miles de seguidores. Sus vínculos con el crimen organizado, el uso de drones o la ciberdelin­cuencia les permiten técnicas y métodos de ataque difíciles de prevenir. Son algunos de los incontable­s retos a los que se enfrentan quienes les combaten. Es el desafío «multifacét­ico», frente a la permanente e imprevisib­le amenaza.

En los últimos cuatro años ha habido más de un centenar de operacione­s policiales contra objetivos yihadistas

«Han adoptado un enfoque cada vez más centrado en objetivos blandos» y apoyan a actores solitarios con trastornos mentales

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// EFE

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