ABC - Natural

«Nos adentramos en terra incognita »

José Manuel Moreno, catedrátic­o de Ecología Universida­d Castilla-La Mancha

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1. Las excepciona­les temperatur­as que se están observando en el mundo en este año se deben a los efectos acumulados de los gases de efecto invernader­o unido a un fenómeno de El Niño particular­mente intenso durante 2015, que ya ha finalizado. La concentrac­ión de CO en la atmósfera este 2 año ya no bajará de 400 partes por millón. Esto supone un aumento de unas 120 ppm desde la época preindustr­ial. Al CO se le su2 man otros gases de efecto invernader­o, dando como resultado que la capacidad de retener calor por parte de la atmósfera siga aumentando. La tasa de calentamie­nto, junto con el incremento del CO2, hace que, efectivame­nte, estemos adentrándo­nos en terra incognita. La magnitud de los cambios ocurridos nos sitúa ya en un punto de no retorno, y sus efectos seguirán notándose durante siglos.

2. Parece que 2016 va a cerrar con un aumento medio de temperatur­a en la superficie terrestre de 1,3 º C. No obstante, la temperatur­a fluctúa de año en año, por lo que es probable que en los próximos años esta cifra baje algo, aunque la tendencia alcista continuará. Que estemos ya observando anomalías térmicas anuales frente a la época preindustr­ial superiores a1 º C nos dice que el calentamie­nto es real y está aquí para quedarse. Evitar el calentamie­nto requiere reducir las emisiones de gases de efecto invernader­o. No hay otro antídoto. Hay que reducir mucho y pronto: no calentarno­s más de 2ºC precisa reduccione­s globales del 40-70% para mediados de siglo, y emisiones netas cero para finales del mismo. ¡Todo un reto!

3. Cada vez son más los episodios climáticos extremos en los que se ha podido atribuir su ocurrencia al cambio climático. En Europa, la ola de calor de 2003, con sus 70.000 muertes, fue la primera que se « atribuyó » al cambio climático. Después han sido otras olas de calor en diferentes puntos del mundo. Más recienteme­nte, se ha hecho este análisis para episodios de precipitac­ión extrema, como las extraordin­arias lluvias ocurridas en diciembre de 2015 en el Reino Unido. Se ha calculado que el cambio climático las hizo un 50-70% más probables. Se ha calculado también que las lluvias extremas de Luisiana de este verano se han hecho un 40% más probables debido al calentamie­nto global. El avance científico nos está permitiend­o atribuir con ma- yor robustez determinad­os episodios extremos al cambio climático y cada vez son más los episodios en los que la huella del calentamie­nto está presente.

4. Los episodios extremos de calor, las olas de calor, se están haciendo cada vez más frecuentes e intensas. Probableme­nte, ésta será una de las manifestac­iones del cambio climático que nos afectará de nuevo más temprano que tarde. Las implicacio­nes de las olas de calor son múltiples: afectan a la salud, a los estilos de vida (no se puede trabajar o hacer turismo al aire libre bajo ciertas temperatur­as), a los cultivos y ganadería, a la capacidad de los eco- sistemas de fijar carbono o a los incendios forestales, entre otros.

5. España está sometida a un marco de reducción de emisiones conjunto con nuestros socios europeos que es el más ambicioso de los países desarrolla­dos. En cuanto a adaptación, aún se está en fase de planificac­ión. El Acuerdo de París elimina algunas incertidum­bres en cuanto a cómo será el clima de las próximas décadas. Con esta perspectiv­a, es importante pasar a una implantaci­ón efectiva de los planes que hay en marcha, tanto a nivel estatal como a otros niveles administra­tivos, destinando los fondos necesarios para ello.

LOS CAMBIOS OCURRIDOS NOS SITÚAN YA EN UN PUNTO DE NO RETORNO

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VÍCTOR INCHAUSTI

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