ABC - Natural

OLMEDA DE LAS FUENTES «Me parece egoísta disfrutar de la naturaleza sin cuidarla»

Chef, elige... El paisaje, la luz, el clima, sus gentes, todo es amable en este pueblo de la Alcarria madrileña que acoge a quienes, como Ana, buscan paz y sosiego

- POR PILAR QUIJADA «AQUÍ EL CLIMA ES MUY BENIGNO Y PERMITE HACER VIDA AL AIRE LIBRE CASI TODO EL AÑO»

Hace cinco años, Ana Moreno se decidió a montar un hotel rural en los alrededore­s de Madrid. «Miré los pueblos de la sierra y acabé aquí, en Olmeda de las Fuentes. Me gustó el clima, que es muy benigno y permite hacer vida al aire libre casi todo el año, y el pueblo, que parece de Andalucía, con sus casas blancas de piedra», explica. Algo importante para alguien que, como Ana, tiene sus raíces en Cádiz. Precisamen­te su interés por la naturaleza nació allí: «Me crié en Andalucía hasta los 13 años, en Algeciras. El colegio estaba en medio de la naturaleza. Y algunas veces, en clase de educación física, nos llevaban a dar un paseo, a ver el mar. Me encantaba, esperaba ilusionada que llegara el día y que hiciéramos esa salida», destaca.

Además del mar, le gusta la montaña y ha hecho viajes de trekking a Nepal. Y aquí, en España, el Camino de Santiago, aunque sin las connotacio­nes que esta milenaria ruta tiene para muchos de sus caminantes: « Mi camino fue normal, sin las experienci­as al uso que se cuentan. En el Camino a veces se idealizan mucho las cosas. A mí me resultó muy complejo comer vegetarian­o. Y fue muy duro. Lo hice de Francia a Finisterre. Tardé cinco semanas. No volvería a repetirlo. Tal vez haría el de Portugal. Pero sí volvería a Nepal».

El rostro de Ana Moreno se hizo popular en 2010, cuando grabó para Canal Cocina una serie de 22 programas dedicada a la cocina vegetarian­a («100% vegetal»), pero con aires nuevos, como ella misma explica: «Utilizo téc- nicas de cocción amables con los alimentos. Mucha comida al vapor, crudivegan­a, y técnicas de cocinado en crudo, como la maceración. El problema de la cocina vegetarian­a es que aún utiliza muchos fritos y horneados con queso, como en los 70. La que yo hago es una cocina vegetarian­a 2.0, más ligera, pero que no te deja con hambre ni es aburrida, tiene mucho sabor, utilizo muchos fermentos, otra técnica de cocina. La paella de verduras, por ejemplo, se ha quedado obsoleta».

Alimentaci­ón ecológica

Por eso, cuando sale a cenar no va a restaurant­es vegetarian­os. «De hecho, casi me gusta más ir a restaurant­es no vegetarian­os, porque los que hay en Madrid no son muy buenos. Están mejorando, pero aún hacen comidas muy de los años setenta. Es fácil comer vegetarian­o en un tailandés, un indio o un árabe…». Dice que lo de ser vegetarian­a «lo traía de nacimiento, como a quien no le gusta el queso. Pero mi familia es omnívora. Como yo he nacido en un puerto de mar, me he criado con pescado y desde bien pequeña dejé de comer carne. No soy vegetarian­a vegana, sino que puedo tomar algún huevo ecológico o yogur de cabra, que me aportan vitamina B12. Prefiero eso a suplementa­rme de forma artificial, siempre que sepa la procedenci­a del alimento. Y como muy variado, ecológico e integral, que impide carencias, que a veces pueden venir simplement­e por estrés, independie­ntemente de lo que comas » . Algo que en su residencia de Olmeda, la que ella considera su casa, no parece ser un factor de riesgo. «Este lugar es poco corriente. La mayoría

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