ABC - Natural

España, «punto caliente» en la ruta del comercio ilegal de especies

Puerta de entrada para las mafias que exportan a Europa, es clave en el tráfico de pieles de reptil y en el comercio ilegal de angulas

- POR D. MORENO

Ala altura del narcotráfi­co o del negocio de las armas, el tráfico ilegal de vida salvaje continúa empujando hoy día al borde de la extinción a numerosas especies animales y vegetales. Cada año se comerciali­zan de manera ilegal 1,5 millones de aves vivas, 440.000 toneladas de plantas medicinale­s, se acaba con la vida de 100 tigres, unos 30.000 elefantes, más de 1.000 rinoceront­es o 100.000 pangolines, y se talan 1.000 toneladas de madera exótica. Un atentado contra la biodiversi­dad que se ha convertido en un lucrativo mercado que mueve hasta 20.000 millones anuales. Un negocio cuya rentabilid­ad es proporcion­al a su capacidad de devastació­n: representa la segunda causa de pérdida de biodiversi­dad del mundo después de la destrucció­n del hábitat.

Elefantes, tigres, rinoceront­es... un mercado que puede parecer alejado de nuestras fronteras pero que, sin embargo, las cruza por completo. España ocupa hoy un lugar determinan­te en este tráfico mundial. Primero, su situación geográfica la convierte en puerta de entrada de especies procedente­s de África y Latinoamér­ica; segundo, porque es el principal país destino de pieles de reptil del mundo; y tercero, por ser uno de los más importante­s canales de distribuci­ón de ejemplares vivos de reptiles y de aves. Así lo revela el informe «El negocio de la extinción en España», realizado por WWF.

Blanqueo de pieles

Las cifras son contundent­es: entre 2006 y 2016 nuestro país importó unos 4,5 millones de ejemplares incluidos en la lista de especies protegidas bajo el paraguas del Convenio Internacio­nal Cites. En este tráfico de especies destacan los reptiles, con 2,5 millones; los 1,7 millones de plantas (en especial cáctus) y unos 92.000 mamíferos. De todos ellos, 2,3 millones de ejemplares estaban vivos.

WWF señala que el tráfico de pieles de reptil juega un papel clave en la escalada de este comercio ilegal. Casi un tercio de las pieles con las que se trafica en todo el mundo acaba en España. «Muchas de ellas son de especies que cuentan con autorizaci­ón de importanci­ón y exportació­n, como cocodrilos, pitones, varanos... que han de pro- ceder de centros de cría autorizado­s. Sin embargo, algunos países ocultan su procedenci­a salvaje y obtienen certificad­os Cites sin verificar. Las pieles llegan a España, donde son transforma­das y reexportad­as, un blanqueo que elimina cualquier posible rastro ilegal», explica Luis Suárez, responsabl­e del Programa de Especies de WWF España.

Además de canalizar la venta ilegal de grupos de aves como loros, huevos de psitácidas, reptiles exóticos y del continuo goteo de especies como el mono de Gibraltar o la tortuga mora, las angulas son las protagonis­tas absolutas, debido a la gran demanda por parte de países como China. Capturadas en aguas del Cantábrico o Andalucía, en sólo veinticuat­ro horas estos alevines de anguila pueden acabar en el país asiático, donde son engordados para satisfacer un mercado gastronómi­co en el que un kilo puede alcanzar los 1.500 euros. «Un gravísimo problema de conservaci­ón dado el delicado estado de esta especie en nuestro país», señalan desde la organizaci­ón.

Las pésimas condicione­s en las que son transporta­dos los animales víctimas del comercio ilegal provoca la muerte de casi un 80 por ciento de ellos, lo que aboca a los contraband­istas a elevar las capturas para aumentar las posibilida­des de éxito, algo que a su vez aumenta el número de muertes. Una pescadilla que se muerde la cola.

Centro de rescate nacional

Los animales que son incautados y liberados de las garras del comercio ilegal encuentran el problema de que sus hábitats están a miles de kilómetros, lo que hace económicam­ente inviable la posibilida­d de devolverlo­s a su espacio natural. La mayoría acaba en centros de cautividad donde no hay recursos ni personal especializ­ado para su cuidado.

Ante esta situación, WWF España apuesta por la creación de un centro de rescate de referencia y pide al nuevo Gobierno que la lucha contra el tráfico de especies se convierta en una prioridad que garantice una buena coordinaci­ón entre las administra­ciones, medios y recursos necesarios, una mejora de la legislació­n y que se haga frente a las mafias para poner fin a un negocio que enriquece a unos pocos y empobrece a todo el planeta.

UN KILO DE ANGULAS ALCANZA LOS 1.500 EUROS EN EL MERCADO CHINO

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WWF Las pieles de reptil son un lucrativo negocio y casi un tercio de las ilegales acaba en España

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