LA CONTAMINACIÓN PONE TECHO AL AIRE
Cinco trillones de kilogramos es la masa de la atmósfera que nos rodea, el equivalente a unos 1.500 millones de edificios como el Empire State. Tan ligero que apenas lo notamos, el aire se vuelve más tenue conforme ascendemos y salimos al espacio, pero lo hace de forma tan gradual que incluso en la órbita de la Estación Espacial Internacional todavía está presente. Y puede que, a este paso, a 400 kilómetros sobre nosotros, sea el único lugar donde acabemos preservando aire limpio, puro, sin contaminantes.
Los datos que recogen los informes mundiales resultan asfixiantes. A nivel global la situación es grave, la misma que a nivel local, concentrada sobre todo en las grandes ciudades. España no se salva de esta triste tendencia mundial: el 97 por ciento de la población respira aire insalubre, según el informe publicado por Ecologistas en Acción.
Otra cifra: 30.000. No hablamos de costes, de inversiones o de la cantidad necesaria de dinero para frenar la polución. Hablamos de pérdidas, pero no económicas, sino de vidas humanas que en nuestro país se cobra cada año la contaminación atmosférica. Un problema ya no del planeta, sino de todos y cada uno de nosotros, y en el que los costes sanita- rios derivados, el 3,5% del PIB, son casi lo de menos. Las principales soluciones pasan por reducir los motores de combustión en áreas metropolitanas, como los diésel (responsables del 90% de las emisiones), la reconversión ecológica del transporte interurbano, la eficiencia energética, la adopción de mejores técnicas industriales y la disminución de las emisiones del transporte marítimo.
El Gobierno anuncia medidas para reducir el volumen de contaminantes que España arroja a la atmósfera. Un nuevo techo a las emisiones en un planeta donde el único límite que debiera de tener el aire es la infinitud (o no) del espacio.