BIOECONOMÍA, CLAVE EN LA LUCHA CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO, LA DESPOBLACIÓN Y LOS INCENDIOS
Alcanzar los loables pero ambiciosos objetivos que la Unión Europea se ha marcado en la lucha contra el cambio climático requiere fundamentalmente de ahorro energético, la apuesta por las energías renovables y la bioeconomía, de forma conjunta. La apuesta exclusiva por energías renovables como la eólica y solar, es costosa, limitada, tiene pendiente resolver el almacenamiento energético y tampoco aborda la demanda de materias primas, otra de las grandes fuentes de emisiones de CO . La economía circular, en parte impulsada por los sectores no renovables, no resuelve ni el aumento de demanda por crecimiento demográfico y de nivel de vida en muchos países, ni los límites del reciclaje en porcentaje y degradación material.
La bioeconomía, sin embargo, contribuye al mix energético con una fuente altamente flexible ( biomasa), controlable temporalmente y de naturaleza térmica, lo que aporta gran eficacia energética si se usa prioritariamente para cubrir la demanda térmica a la vez que puede abastecer con electricidad al sistema en momentos de debilidad eólica o solar.
Pero resulta obvio que la bioeconomía tiene mucho mayor potencial, en primer lugar, en el ámbito de la construcción. Los materiales que actualmente se utilizan, básicamente hierro y cemento, requieren de ingentes cantidades de energía en sus procesos productivos, cosa que no ocurre con otros como la madera o el bambú, puesto que la fotosíntesis realiza ese trabajo. Además, existen muchas otras consideraciones adicionales en favor de la bioconstrucción, como son la sismo- resistencia, el menor riesgo en caso de incendio, aunque pueda parecer contradictorio, aislamiento, calidez, acabado, etc.
Está arrancando con fuerza un gran salto cualitativo hacia la bioconstrucción, con la madera como protagonista, como ponen de relieve los proyectos de rascacielos de madera que mostraba un reciente y viral video de «The Economist» . Tampoco podemos olvidar los nuevos usos para el papel y cartón perfectamente biodegradables y de utilización generalizada en Norteamérica como substituto de bolsas de plástico. En el ámbito textil o químico las biorrefinerías permitirán obtener de la madera o de cualquier otra materia prima de origen vegetal todo lo que hoy día estamos obteniendo del petróleo. De hecho, en el sector textil una parte importante de la materia prima es ya de origen vegetal ( algodón, lana, lino, seda, etc.).
Con ello, además de luchar contra el cambio climático, reduciremos innecesarias importaciones mejorando nuestra balanza comercia, generaremos empleo verde localizado en buena medida en las zonas más amenazadas por la despoblación, además, mejoraremos el balance hídrico y reduciremos el riesgo de incendios.
Recientemente se celebró en Madrid una conferencia, organizada por el Instituto Forestal Europeo, donde el expremier sueco Goran Persson y otros expertos abogaron precisamente por la bioeconomía como aliada en la lucha contra el problema de fondo de los incendios forestales, que no es otro que el abandono rural y de nuestras masas forestales.
Para conseguirlo es necesario una apuesta por la bioeconomía, la inclusión de la agricultura y sus cadenas de valor, incluyendo el considerable potencial de subproductos hasta ahora considerados un problema cuando pueden convertirse en un recurso; los residuos orgánicos y el sector marino.
Resulta obvio que todo esto requiere que se identifique como una de las prioridades de la investigación, se diferencie el marco fiscal y se apueste por rediseñar de manera inteligente la nueva PAC 2021-27. Asimismo, resulta crucial que seamos capaces de « cambiar el chip » para identificar el mundo rural como uno de los principales pilares en la construcción del imperioso nuevo modelo económico que nuestra sociedad viene reclamando, frente a la idea errónea de que el mundo rural resulta algo anacrónico y poco competitivo.
Finalmente, para todo ello es determinante también la colaboración de los consumidores, que de forma asidua y conscientemente apuesten por elegir aquellos productos de origen biológico, naturales, de proximidad y de mínimo impacto.
LA MADERA ES EL MATERIAL MÁS ADECUADO Y UTILIZADO EN LA CONSTRUCCIÓN SOSTENIBLE