VISIÓN DE FUTURO
El desarrollo debe satisfacer las necesidades del presente garantizando el equilibrio entre el crecimiento económico, la preservación del medio ambiente y el bienestar social, pero sin hipotecar a futuras generaciones. Por ello, sin sostenibilidad, no habrá futuro, y no lo habrá con absoluta seguridad si no frenamos las consecuencias medioambientales negativas del desarrollo económico y la globalización. Pero sostenibilidad es, también y sobre todo, el fomento del desarrollo de las personas, de las comunidades y la preservación de sus culturas, para conseguir un adecuado nivel global de calidad de vida, sanidad y educación y un reparto igualitario de los recursos económicos. La persona, como individuo y como comunidad, debiera ser el centro sobre el que gravite cualquier estrategia viable de desarrollo sostenible.
La mitad de la población mundial vive en ciudades, muchas de las cuales se han convertido en lugares casi «inhabitables» por la contaminación, las dificultades de acceso a servicios básicos (como agua y energía), la infravivienda, el ruido, el tráfico, la pobreza… A pesar de ello, se está convirtiendo en nuestro hábitat natural. En España, ocho de cada diez personas viven ya en ciudades. Fomentar un urbanismo saludable, sostenible y humanizado no es una mera obligación vital, sino una gran oportunidad para contribuir a los objetivos