Imitar a los árboles o a las hormigas
En 2002, el químico alemán Michael Braungart y el arquitecto norteamericano William McDonought revolucionaron el panorama del diseño y la construcción con su libro «Cradle to Cradle». Una nueva forma de resideñar cómo hacemos las cosas para que cuando dejen de ser útiles puedan devolver sus «nutrientes» a la industria y a la tierra. Se centra en el diseño de productos cuyo impacto no solo ha de ser nulo, sino positivo, creando técnicas de producción libres de residuos. El objetivo es reestructurar la industria y la arquitectura utilizando como modelo el equilibrio de los ecosistemas naturales. «Ciudades que repliquen el sabio ecosistema de un árbol o ciudadanos como las hormigas que también son muchas pero que no perjudican el medio ambiente», son ejemplos que utiliza Braungart, quien defiende la proyección de edificios que limpien la tierra, el aire y el agua. Viviendas positivas para el medio que lo dejan mejor de lo que estaba.
La tecnología ya permite lograrlo y cada vez existen más innovaciones reales que siguen el criterio de C2C: edificios con tejados que se pueden utilizar para labores de cultivo, vertederos capaces de limpiar la zona en la que se ubican, alfombras que filtran partículas de aire y revestimientos que absorben toxinas... «Los edificios son grandes consumidores de energía y sabemos cosas como que la calidad del aire interior es mucho peor que la exterior. Debemos ser capaces de diseñarlos de manera que produzcan energía y limpien el aire».