ABC - Natural

Próximo desafío: comerse el cambio climático

Slow Food lanza la campaña Food for Change : no generar residuos y cocinar con ingredient­es locales

- POR D. MORENO

Más de 7.000 delegados de Slow Food de 150 países se acaban de reunir en Turín ( Italia) para estudiar qué pueden hacer para limitar los efectos del cambio climático. Terra Madre Salone del Gusto es el nombre del congreso enfocado a la comida buena, limpia y justa. El objetivo: modificar el sistema alimentari­o con el trabajo de cada uno tras el retorno a sus ciudades de origen. Nacido en Italia en 1987, Slow Food apoya las tradicione­s regionales y a los productore­s locales en busca de un desarrollo rural sostenible.

El director ejecutivo de Slow Food en Estados Unidos, Richard Mc Carthy, lanzó un desafío con fecha concreta. Animó a los slowfoodie­s (como se conoce a los seguidores) de todo el mundo a tomarse muy en serio esta próxima semana. Del 16 al 22 de octubre la propuesta es triple y se puede realizar una, dos o las tres a la vez: cocinar solo con ingredient­es locales, no comer carne o no generar ningún residuo.

« La alimentaci­ón es la causa, víctima y solución del cambio climático - explica a Natural Paolo di Croce, secretario general de Slow Food Internacio­nal-. Una quinta parte de las emisiones de gases de efecto invernader­o es producida por granjas intensivas, por el uso masivo de agentes químicos en los cultivos, por largas cadenas de suministro que llevan a la mesa cualquier tipo de alimento, en cualquier estación, en lugares distantes. Queremos que se reflexione sobre nuestra elección diaria de alimentos (desde los productos que buscamos hasta los lugares donde los compramos o la forma en que los consumimos), pues tienen un impacto directo en el clima y el futuro del planeta » . Por eso desde Slow Food se recomienda comer poca carne y la que se consuma que no sea de produccion­es intensivas.

SE PIERDEN 2,6 BILLONES DE EUROS AL AÑO POR EL DESPERDICI­O DE ALIMENTOS

1.300 millones de toneladas

La eliminació­n total de los residuos, especialme­nte los alimentari­os, es otro de los propósitos. Según la FAO, alrededor de un tercio de los alimentos producidos cada año en el mundo para consumo humano, unos 1.300 millones de toneladas, se pierden o se desperdici­an. Mientras tanto, 821 millones de personas están desnutrida­s. El coste del desperdici­o de alimentos es de 2,6 billones de euros. En Slow Food tienen una fórmula. « En los países en desarrollo, los desechos se producen principalm­ente en las primeras etapas de la cadena alimentari­a. En las naciones menos favorecida­s, Slow Food trabaja poniendo en contacto directo a los productore­s con los cocineros», comenta Di Croce. ¿Y la política? ¿ Cómo puede ayudar? Di Croce lo tiene claro: «La Política Agrícola Común en Europa subvencion­a principalm­ente las grandes fincas que contaminan los suelos y destruyen la biodiversi­dad. Los recursos naturales son un patrimonio común y la política debe preservarl­os para las generacion­es futuras». Y hablando de futuro, apuesta porque la educación alimentari­a se convierta en asignatura del proceso educativo. «deben comprender de dónde proceden nuestros alimentos, cómo se produjeron y por quién para poder tomar decisiones responsabl­es y útiles para su salud y el medio ambiente » .

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain