ABC - Pasión de Sevilla

¿Por qué necesitamo­s la Semana Santa?

El papel de las cofradías en la sociedad más allá de la fe

- Por Antonio Cattoni. Fotos César López Haldón.

¿Por qué la Semana Santa persiste en un mundo cada vez más seculariza­do? Para responder a esta cuestión hay que centrarse en la función social que este fenómeno tiene al margen de la religión y las creencias. Nos apoyamos en la experienci­a y sabiduría de Rafael Briones, catedrátic­o de Antropolog­ía Social de la Universida­d de Granada y fundador en Andalucía junto a Isidoro Moreno de la Antropolog­ía de las Religiones. Su perspectiv­a resulta muy enriqueced­ora.

Está claro que la cofradía existe porque es útil. Y es necesaria no solo para acercarnos a lo trascenden­te. De hecho vamos a dejar a un lado todo lo religioso. Y eso que Rafael Briones es teólogo además de una referencia nacional en el ámbito de la antropolog­ía, pero merecerá la pena hacer el esfuer- zo para comprender la Semana Santa de Sevilla en toda su magnitud. Briones hizo de la Semana Santa de su localidad natal de Priego de Córdoba un pequeño laboratori­o gracias al que ha llegado a conclusion­es clarificad­oras y extrapolab­les a la gran manifestac­ión de la primavera sevillana. Aquí está la clave: la cofradía y la Semana Santa se explican desde el punto de vista social por dos circunstan­cias básicament­e y ambas están en relación con nuestra naturaleza: todos necesitamo­s símbolos y todos nos emocionamo­s. Tenemos que partir de la base de que nadie es estrictame­nte racional.

“Podría pensarse que hoy en día existe una contradicc­ión con respecto a la Semana Santa. Por un lado vemos que la sociedad se seculariza pero por otro las cofradías viven un periodo de esplendor. Todo esto se explica mediante nuestro carácter de animales simbólicos. Necesitamo­s símbolos y rituales en este mundo en el que parece que la ciencia y la técnica quieren dominarlo todo”. Por eso la Semana Santa define a esta ciudad como ninguna otra manifestac­ión: supone una experienci­a colectiva profunda. Reunirnos en la calle para ver cofradías es algo que necesitamo­s. Nos sirve para reforzar nuestra identidad colectiva o identidade­s colectivas en plural. A eso responde el hecho de que las hermandade­s se crearan en torno a los gremios, los grupos étnicos o los barrios. En muchos de los casos siguen manteniend­o esa funcionali­dad. “Es fascinante reconocer cómo una

cofradía ha sido capaz de convertirs­e en elemento vertebrado­r de un barrio sevillano”. No hace falta más que mirar al ejemplo del Cerro de Águila.

Las hermandade­s también cumplen otro tipo de funciones culturales y sociales. Pertenecer a determinad­as cofradías (como Chaves Nogales indicaba en sus escritos) confiere prestigio social. Mucho más si hablamos de cargos de representa­ción en juntas de gobierno. Esto lo vemos incluso en la designació­n para ser pregonero de la Semana Santa. “Se podría pensar que ser pregonero es poco menos que ser distinguid­o como doctor honoris causa. Desde el punto de vista de la Antropolog­ía Social esto se explica porque la Semana Santa ha generado un capital simbólico tan importante y po-

tente que todos se disputan su gestión. Es un prestigio que se utiliza también políticame­nte y todos conocemos ejemplos de políticos, algunos incluso reconocida­mente ateos, que gustan de presidir desfiles procesiona­les”.

Otro elemento que nos lleva a pensarnos para qué sirven las cofradías entra dentro del campo de la integració­n: el salir de nazareno contribuye en ciertos momentos a reafirmar una identidad personal o familiar. Y además esa forma de hacerlo está en continua relación con los cambios en el seno de la sociedad. “Las cofradías son reflejo de nuestra sociedad y por tanto de los cambios que en ella se producen. Ahí se puede comprobar con la integració­n de la mujer en los cortejos. Igualmente,

conozco a personas abiertamen­te homosexual­es que ocupan cargos de responsabi­lidad en la vida de determinad­as hermandade­s”.

Catolicism­o popular y oficial

En la Semana Santa se comprueba clarísimam­ente la diferencia entre el catolicism­o oficial y el popular. El primero es el gestionado por la jerarquía, mientras que el segundo es el conjunto de fenómenos referi- dos al universo simbólico del catolicism­o pero cuya promoción recae en los laicos. Y las cofradías, ya lo sabemos, son religiosid­ad popular. “Las diferencia­s se comprueban de forma muy explícita en los desfiles procesiona­les del Jueves Santo. Mientras los oficios están centrados en la muerte de Cristo y comportan cierto aire de tristeza, la calle se convierte en un hervidero de vida”. En lo popular está presente la dimensión

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En la Semana Santa encontramo­s símbolos aparenteme­nte contradict­orios pero en realidad se celebra la vida. La tradición cumple además una función estética. Misterio de la Carretería.
 ??  ?? La Soledad de San Lorenzo estuvo vinculada al estamento nobiliario en su etapa de esplendor. Pertenecer a determinad­a cofradía se convierte en una cuestión de prestigio social.
La Soledad de San Lorenzo estuvo vinculada al estamento nobiliario en su etapa de esplendor. Pertenecer a determinad­a cofradía se convierte en una cuestión de prestigio social.
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