La estética de las cofradías
La Semana Santa ha creado una armonía, una forma de ver la belleza en una túnica, en la estructura de un cortejo, en una melodía o en piezas funcionales convertidas en artes decorativas.
Una de las claves fundamentales de la Semana Santa está en su estética, pulida a lo largo de la historia. Se ha conseguido una armonía bajo unos cánones, dando cabida a distintos estilos, desde el Barroco al Modernismo. Es en la Semana Santa contemporánea, a partir del siglo XIX, cuando las cofradías aspiran a mejorar su estética, algo que existía desde el principio de los tiempos pero que, con la llegada de los Montpensier, se multiplicó. Se incrementaron los posibles y las modas fueron cambiando. Fue esta familia la que reinventó la Semana Santa que conocemos actualmente. Se instalan palcos en el Ayuntamiento para que lo mejor de la sociedad acuda a contemplar lo que, desde entonces, es un desfile. Se cobra dinero por ello. Surge esa competencia por ser la cofradía con un paso de palio más rico.
Lo cuenta Javier Sánchez de los Reyes, que aúna las facetas de historiador del arte y de artista, que afirma que «ya Chaves Nogales en los años 30 escribió un artículo sobre cómo se ponían las flores en los pasos, que era exactamente igual que hoy. El florista se alejaba como un auténtico artista del Renacimiento, movía una flor un centímetro y decía: “Ya está terminado”». También ocurre con Muñoz y Pabón, «que habla de la camarera o el vestidor que se sube a retocar un encaje de la Virgen en el paso».
De la mano de Sánchez de los Reyes formamos una cofradía con elementos imprescindibles de la Semana Santa.