Los museos de la Semana Santa
Además del recién inaugurado de la Esperanza de Triana, las hermandades de la Macarena y el Cachorro muestran su patrimonio al público. Una gran mayoría lo tiene expuesto pero hay que concertar visitas.
Mucho se ha hablado en los últimos años de la necesidad de crear un museo de la Semana Santa en el que instituciones tan importantes para la ciudad como las cofradías muestren su patrimonio a quienes nos visitan. Aunque el Consejo y el Ayuntamiento siguen trabajando en la búsqueda de una ubicación factible, la mayoría de las hermandades exponen ya sus enseres de una u otra forma. El pasado mes de noviembre, la Esperanza de Triana inauguró su tesoro devocional, del que da cuenta José Antonio Rodríguez en este número de Pasión en Sevilla. La corporación de la calle Pureza es la única, junto con la Macarena y el Cachorro, que tiene abierto al público su museo y saca rentabilidad de ello.
El resto, en su gran mayoría, también tiene salas de exposición, algunas de ellas muy importantes, donde incluso se pueden ver los pasos y mantos, pero no son de libre acceso. En su lugar, requieren de la concertación de visitas ya sea para grupos o individualmente.
El Cachorro
Fue el primer museo abierto al público de las hermandades de Sevilla. Anexo a la basílica, cuenta con tres plantas en las que, además del paso de Cristo, aparecen en vitrinas todos los enseres que cada Viernes Santo se ponen en la calle así como otros que no forman parte de la cofradía, como pueden ser el tapiz del crucificado por el puente, propiedad del Duque de Segorbe; el manto de corte de Amelia de Portugal; una Inmaculada cerámica policromada; la ‘Oreja de Oro’ que ganó Juan Belmonte en la Feria de Lima; un impresionante retablo cerámico de la familia Roldán; o una copia del contrato de Ruiz Gijón para tallar al Cristo. Por su parte, además del paso del Señor de la Expiración, de la cofradía se expone todas las piezas de bordado y orfebrería que componen el paso de palio, así como las insignias y la corona de oro de 1974 y las potencias del Cristo, entre otras.
Su hermano mayor, Marco Antonio Talavera, explica que la corporación ha llegado a acuerdos con empresas turísticas para fomentar las visitas al mismo.
La Macarena
Es, sin lugar a dudas, el más importante en cuanto a tamaño y número de visitantes. Fue inaugurado en 2009 tras una ambiciosa intervención llevada a cabo por el estudio de arquitectura de Eladio de León, que
supuso una inversión de 1,2 millones de euros. El museo de la Macarena se ha convertido en estos años en el segundo más visitado de la ciudad.
El espacio cuenta con 800 metros cuadrados divididos en tres plantas y no es una mera exposición de ense- res, sino que es pionero en seguir un criterio expositivo en el que participó un equipo multidisciplinar, coordinados por el museólogo Javier Rodríguez Barberán.
Su arquitecto, Eladio de León –que también ha realizado el Mu- seo del Rocío–, recuerda que «antes lo que había era una sala de exposición, pequeña y que no tenía ninguna medida de accesibilidad». Por ello, planteó dos medidas imprescindibles: «Facilitar su acceso y modernizar y presentar mejor la
conservación del patrimonio de la hermandad, que antes no era adecuado». Tras ello, se planteó un discurso museístico: «¿Qué queremos contar y cómo? Finalmente, decidimos quitar la tienda donde estaba y poner ahí la entrada del museo. En la antigua capillería, instalamos un ascensor y distribuimos las tres salas de la siguiente manera: en la planta baja, la historia de la hermandad hasta el siglo XX. En la planta segunda (va por ese orden), la historia a partir del siglo XX con la coronación, los sucesos de 1936 exponiendo el cajón donde se escondió a la Virgen, y también la procesión en la calle, con un gran plano del recorrido y una película de la estación de penitencia». Por último, la primera planta. «Teníamos claro que teníamos que montar los tres pasos. Por ello, como elemento finalizador de la visita, quisimos que el paso de misterio y el palio estuvieran uno detrás de otro». En esa misma sala, además, se puede contemplar la corona de oro o los mantos de salida.
Para mejorar la conservación del patrimonio, Eladio de León cuenta que se encargó un estudio al IAPH cuyo informe recomendaba que «todos los elementos de tela debían estar inclinados para que no se desgarraran». Asimismo, se puso vidrio de seguridad, cámaras de seguridad, sensores de movimiento y madera de materiales nobles, además de una iluminación no muy intensa.
Otras hermandades
Otras cofradías tienen grandes salas de exposición aunque cerradas al público si no es previa concertación de visitas. Son los casos de la Hiniesta, la Estrella, la Amargura, Redención, San Gonzalo, San Benito, la Sed, San Bernardo, Cigarreras, Pasión, el Silencio, el Gran Poder, la Carretería, la O o la Mortaja. A éstas se le suman otras 25, al menos, que también tienen su patrimonio en vitrinas para su contemplación para quien visite su casa hermandad.
En el caso del Gran Poder, la hermandad ha adquirido recientemente unos inmuebles contiguos a las dependencias de la basílica que permitirán en un futuro ampliar la casa hermandad. El hermano mayor, Félix Ríos, explica que «se va a replantear la zona expositiva pero aún no hay nada definido». De momento, en la casa de la calle Hernán Cortés, los grupos que concierten sus visitas pueden contemplar los dos pasos montados y unas vitrinas con los enseres de la cofradía.
Por último, los Gitanos está rematando las obras de su casa hermandad, anexa al santuario, donde también se podrá contemplar una gran sala de exposición.