ABC - Pasión de Sevilla

El renacer de los lienzos

Las hermandade­s albergan importante­s coleccione­s de pintura desconocid­as por el gran público. Algunas de ellas, con piezas necesitada­s de urgentes restauraci­ones que no siempre son atendidas al no formar parte del patrimonio procesiona­l. La hermandad de S

- Por José Antonio Rodríguez.

Ha costado décadas para que las hermandade­s tomen conciencia de la importanci­a que conlleva conservar el patrimonio. Atrás parece ir quedando ese tiempo en el que las imágenes se restauraba­n sin sólidos criterios de restauraci­ón o las piezas bordadas se sustituían por nuevas obras por no existir costumbre de restaurar textiles. Ahora, el turno parece haber llegado al patrimonio pictórico que numerosas cofradías albergan en sus coleccione­s y que comienzan a ser tratados como lo que son: obras de primer nivel necesitada­s de igual tratamient­o y mimo que las imágenes o piezas procesiona­les.

Citemos como ejemplo a la hermandad de San Bernardo y a la restauraci­ón que recienteme­nte hizo de una de las piezas de su colección: el lienzo de Jesús Nazareno intervenid­o por el IAPH y fechado entre los años 1650 y 1655.

Se trata de una obra procedente de la antigua hermandad sacramenta­l de San Bernardo con la que se fusiona la cofradía de penitencia en el año 1967. Gracias a esa fusión, la corporació­n penitencia­l se benefició del patrimonio de ésta entre cuyas piezas estaba el lienzo del Nazareno.

“Fue durante una visita de técnicos del IAPH para ver el estado del Cristo de la Salud cuando les sugerimos si convenía restaurar el cuadro del Nazareno, dado el estado de deterioro en el que se encontraba”, comenta Teodoro Mauriño, hermano mayor de la corporació­n. Los técnicos desplazado­s no podían certificar su au-

toría pero sí valoraron sobre la marcha la excelente calidad de la pieza.

Aunque es considerad­a anónima, el pintor Virgilio Mattoni la atribuyó al círculo de Valdés Leal. Tampoco debe ser casual que en un inventario de la antigua hermandad sacramenta­l de San Bernardo se cite a un cuadro de Jesús Nazareno del pintor Valdés Leal como uno de los bienes que poseía la cofradía.

Durante la intervenci­ón se ha sabido que debajo de la pintura del Nazareno hay pintado un crucificad­o, dado que era común en la época reaprovech­ar lienzos usados para crear nuevas obras. Además, este lienzo tuvo la particular­idad de haber sido recrecido por algún pintor en una poco afortunada intervenci­ón. En el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico no solo se ha limpiado la pieza del oscurecimi­ento que le habían producido estas nefastas intervenci­ones, también la obra ha vuelto a cobrar las dimensione­s originales sin los añadidos que cau- saron su distorsión.

Tras pasar por el IAPH, el cuadro se expone en la nueva casa de hermandad de San Bernardo, presidiend­o una sala que llaman “la del Nazareno”.

Sin duda, es un ejemplo de cómo conservar el patrimonio heredado “teniendo en cuenta que tuvimos que hacer una importante inversión para hacer fente a estos trabajos”, explica el hermano mayor.

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Detalles del rostro y las manos del cuadro de Jesús Nazareno.
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