El renacer de los lienzos
Las hermandades albergan importantes colecciones de pintura desconocidas por el gran público. Algunas de ellas, con piezas necesitadas de urgentes restauraciones que no siempre son atendidas al no formar parte del patrimonio procesional. La hermandad de S
Ha costado décadas para que las hermandades tomen conciencia de la importancia que conlleva conservar el patrimonio. Atrás parece ir quedando ese tiempo en el que las imágenes se restauraban sin sólidos criterios de restauración o las piezas bordadas se sustituían por nuevas obras por no existir costumbre de restaurar textiles. Ahora, el turno parece haber llegado al patrimonio pictórico que numerosas cofradías albergan en sus colecciones y que comienzan a ser tratados como lo que son: obras de primer nivel necesitadas de igual tratamiento y mimo que las imágenes o piezas procesionales.
Citemos como ejemplo a la hermandad de San Bernardo y a la restauración que recientemente hizo de una de las piezas de su colección: el lienzo de Jesús Nazareno intervenido por el IAPH y fechado entre los años 1650 y 1655.
Se trata de una obra procedente de la antigua hermandad sacramental de San Bernardo con la que se fusiona la cofradía de penitencia en el año 1967. Gracias a esa fusión, la corporación penitencial se benefició del patrimonio de ésta entre cuyas piezas estaba el lienzo del Nazareno.
“Fue durante una visita de técnicos del IAPH para ver el estado del Cristo de la Salud cuando les sugerimos si convenía restaurar el cuadro del Nazareno, dado el estado de deterioro en el que se encontraba”, comenta Teodoro Mauriño, hermano mayor de la corporación. Los técnicos desplazados no podían certificar su au-
toría pero sí valoraron sobre la marcha la excelente calidad de la pieza.
Aunque es considerada anónima, el pintor Virgilio Mattoni la atribuyó al círculo de Valdés Leal. Tampoco debe ser casual que en un inventario de la antigua hermandad sacramental de San Bernardo se cite a un cuadro de Jesús Nazareno del pintor Valdés Leal como uno de los bienes que poseía la cofradía.
Durante la intervención se ha sabido que debajo de la pintura del Nazareno hay pintado un crucificado, dado que era común en la época reaprovechar lienzos usados para crear nuevas obras. Además, este lienzo tuvo la particularidad de haber sido recrecido por algún pintor en una poco afortunada intervención. En el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico no solo se ha limpiado la pieza del oscurecimiento que le habían producido estas nefastas intervenciones, también la obra ha vuelto a cobrar las dimensiones originales sin los añadidos que cau- saron su distorsión.
Tras pasar por el IAPH, el cuadro se expone en la nueva casa de hermandad de San Bernardo, presidiendo una sala que llaman “la del Nazareno”.
Sin duda, es un ejemplo de cómo conservar el patrimonio heredado “teniendo en cuenta que tuvimos que hacer una importante inversión para hacer fente a estos trabajos”, explica el hermano mayor.