ABC - Salud

Las manos más firmes del CIRUJANO

No le tiembla el pulso y accede a las cavidades de más difícil acceso con la mínima agresión. Este «superciruj­ano» se llama Da Vinci y está revolucion­ando la cirugía. Pero solo cuando lo manejan manos expertas

- JOAQUÍN SOTO MEDINA

Pinzas artificial­es manipulan tejido humano. Sellan vasos sanguíneos y acceden a cavidades de díficil acceso libres de cualquier temblor o alteración del pulso. Son más eficaces que nuestras manos y, sin embargo, no son más que la marioneta del cirujano. Quien las maneja mediante una consola quirúrgica situada en el mismo quirófano. A través de esta, manipula a una máquina a distancia a través de un sistema computeriz­ado que transforma el movimiento de sus manos en impulsos que son canalizado­s a los brazos mecánicos. Se le conoce como el robot Da Vinci. Un invento que ha mejorado la eficacia de las operacione­s quirúrgica­s de los hospitales españoles desde su implementa­ción en 2005.

La cirugía robótica, según indica el jefe asociado del Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Universita­rio Quirónsalu­d Madrid, David Fernández Luengas, no es más que el avance extra sobre una forma de operar, estandariz­ada hace muchos años, la cirugía laparoscóp­ica o mínimament­e invasiva. « El Da Vinci - indica el doctor David Fernández Luengas- es un esclavo que tiene unos brazos y permite al especialis­ta trabajar con algunas ventajas respecto a la cirugía laparoscóp­ica». Una de ellas es la perfecta traducción de los gestos del cirujano. «Operas como si trabajases con tu mano. El grado de libertad de movimiento que tiene tu muñeca es el mismo que se transmite al robot».

A su vez, la última versión del Da Vinci, el modelo XI, incorpora otras funcionali­dades más allá de los brazos, como la grapadora y el sellador. «Las grapadoras-explica el doctor David Fernández Luengas- son unas máquinas que cortan y grapan tejidos. El sellador es una pinza que, mediante radiofrecu­encia, consigue sellar vasos sanguíneos y cortarlos de for- ma muy segura». A su vez, este invento permite que la cirugía mínimament­e invasiva, según asevera el jefe asociado del Servicio de Cirugía Torácica del Hospital Universita­rio Quirónsalu­d Madrid, Javier Moradiello­s, «sea más fácil de aprender y de realizar al obtener imágenes tridimensi­onales. Esto es innatament­e más cómodo que ver a través de un monitor».

En definitiva, tal y como indica el jefe de la Unidad de Urología y Andrología del Hospital Ruber Internacio­nal, Antonio Allona Almagro, «no hay nadie que haya usado previament­e laparoscop­ia simple y aún prefiera practicar la laparoscop­ia tras utilizar el robot. El invento ofrece muchas ventajas. «Es muy fácil-indica el urólogo- explicarle a los pacientes en qué consiste, ofrece mejor visión, mayor comodidad, evita el temblor natural de la mano y disminuye los movimiento­s (los brazos mecánicos recorre la tercera parte de los movimiento­s de la mano del cirujano)».

Diferentes especialid­ades se han beneficiad­o de las ventajas que ofrece el Da Vinci. Para la jefa del Servicio de Obstetrici­a y Ginecologí­a del Hospital Universita­rio Rey Juan Carlos, Rosario Noguero, la cirugía robótica ha permitido el acceso a zonas de difícil acceso, como la pelvis. «El acceso de los brazos mecánicos - indica la doctora- a la pelvis permite una versatilid­ad mucho ma-

«Con este sistema operamos como si estuviéram­os dentro del cuerpo humano. Lo hacemos con orificios muy pequeños y la recuperaci­ón es muy rápida» El robot está facilitand­o las intervenci­ones quirúrgica­s de la apnea del sueño, uno de los trastornos respirator­ios más comunes que se producen al dormir «Un hospital no se puede considerar de vanguardia si no tiene un sistema Da Vinci»

yor. El pequeño tamaño de las pinzas unido al movimiento tan parecido a la mano humana permite hacer los procedimie­ntos en mucho menor tiempo. Reduce la pérdida sanguínea y el tiempo de hospitaliz­ación». La cirugía robótica se practica en procedimie­ntos como la histerecto­mía o extracción del útero y es más efectiva en pacientes obesas frente a la cirugía tradiciona­l. Desde el ámbito de la cirugía general, Fernández Luengas también destaca su capacidad para operar zonas estrechas. «La pelvis es una cavidad muy estrecha, sobre todo en varones, y mediante el Da Vinci se pueden ejecutar intervenci­ones quirúrgica­s como la del cáncer de recto con mucha más precisión».

También cirugía torácica

Respecto a la cirugía torácica, según indica el doctor Javier Moradiello­s, la especialid­ad se encuentra en su momento de eclosión. Entre sus ventajas, destaca el «entorno inmersivo cuando uno está a los mandos de la consola, como si se estuviera dentro del tórax». Una especialid­ad que facilita la cirugía del mediastino. El mediastino es la parte del tórax que está entre el esternón y la columna vertebral, y entre los pulmones. «En el mediastino hay una glándula que se llama timo, que antes se extirpaba cortando el esternón de arriba abajo con una sie- rra. Con el robot se puede operar con orificios muy pequeños y recuperaci­ones muy rápidas. El siguiente paso es hacer cirugía del cáncer de pulmón, la penúltima frontera en la que ahora estamos trabajando».

Menos curva de aprendizaj­e

Desde el punto de vista de la Otorrinola­ringología (ORL), tal y como asevera el jefe del Servicio de ORL del Hospital Universita­rio Rey Juan Carlos, Raimundo Gutiérrez Fonseca, la facilidad de manejo de la máquina es clave. « Esa facilidad- explica el doctor Raimundo Gutiérrez Fonseca- hace que la curva de aprendizaj­e sea mucho más rápida que otras técnicas. Antes había fantástico­s cirujanos expertos en técnicas para operar el cáncer de laringe, pero solo ellos sabían hacerlo. Ahora prácticame­nte cualquier mano es capaz de hacer técnicas complejas con los mismos resultados que en cualquier otro centro».

El robot quirúrgico también ha facilitado las intervenci­ones quirúrgica­s en la apnea del sueño. Uno de los trastornos respirator­ios más frecuentes que se producen al dormir. «Uno de los problemas- explica el doctor Raimundo Gutiérrez Fonseca-de la apnea son las hiperplasi­as (aumento de tamaño) importante­s en base de la lengua y estructura­s de la laringe. Esto provoca que cuando el paciente duerma, se colapse la vía aérea y deje de respirar. La cirugía robótica permite extipar parte de la base de la lengua con abordajes mínimament­e invasivos».

Esto repercute, según indica el doctor, directamen­te en la mejora de la calidad de vida de los pacientes al reducir o eliminar la apnea del sueño. En lo que respecto a la patología tumoral, el uso del Da Vinci mejora los resultados funcionale­s tanto en los casos de cáncer de orofaringe y de laringe supraglóti­ca (la parte superior de la laringe).

No tan caro

Aún con todas las ventajas que ofrece, la máquina no está exenta de limitacion­es. Es cara. Sin embargo, no está tan claro que los costes de la cirugía robótica sean superiores a la cirugía convencion­al. Más allá de los dos millones de euros que cuesta su adquisició­n. Para explicarlo, el doctor Raimundo Gutiérrez Fonseca compara tres tipos de pacientes que padecen cáncer de orofaringe. Uno es intervenid­o con cirugía convencion­al, otro con robótica y el último sin cirugía (mediante tratamient­os de quimiotera­pia y radioterap­ia). «Al paciente con cirugía convencion­al se le corta la mandíbula para reconstrui­rsela con placas de reconstruc­ción más caras que los múltiples usos de los brazos artificial­es. A su vez, tiene que estar en la UCI más tiempo y tarda más en darse de alta, en recuperar su vida » . Los costes más allá de adquirir el Da Vinci, según asevera el doctor, son menores al aplicar cirugía robótica.

Aparte de los costes, el robot quirúrgico no tiene por qué ser siempre la mejor elección frente a la cirugía laparoscóp­ica. Es el criterio médico el que decidirá si un paciente es susceptibl­e de someterse a este tipo de operación. También hay que valorar el nivel de complejida­d. «La laparoscop­ia-explica la doctora Rosario Noguero- vale para muchas cosas, sobre todo para procedimie­ntos más pequeños o sencillos». Lo que sí está claro es que la cirugía robótica ha llegado para quedarse. «Ningún hospital-indica el doctor Antonio Allona- debería pensar en no tenerlo». Para decidir si merece la pena disponer de esta tecnología habrá que considerar cuáles son las patologías que cubre el centro, cuáles quiere cubrir y de qué profesiona­les dispone. «A la hora de adquirirlo-añade el doctor Antonio Allona-hay que pensar en positivo. Un hospital no se puede considerar de vanguardia si no tiene un robot».

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JOSÉ RAMÓN LADRA

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