CUIDARSE A CAMBIO DE DINERO
Probablemente usted estará tan hastiado como yo de los consejos que su médico o expertos en salud le repetimos para mantenerse sano. Estos podrían resumirse en cuatro normas básicas: no fume, no beba alcohol, haga ejercicio o cuide su alimentación. Con estos consejos de oro -y sus numerosas variantes- se podrían mantener a raya las grandes epidemias del mundo occidental, desde el cáncer a las enfermedades cardiovasculares, la obesidad o algunos problemas neurodegenerativos como el alzhéimer. Desafortunadamente, no basta con saber que algo es dañino para resistir la tentación. Es muy difícil cambiar hábitos y estilos de vida que llevan años formando parte de nuestro día a día. Pero, ¿y si le pagaran por reforzar su fuerza de voluntad? ¿Se cuidaría más si su médico le animara con una contraprestación económica por tomarse la medicación que le corresponde o seguir sus consejos? Un estudio de la Universidad de Harvard acaba de demostrar que los incentivos económicos funcionan para lograr beneficios para la salud. Aunque no solo para los pacientes, también para los médicos que deben velar por los progresos de sus enfermos.
Los investigadores demostraron su tesis con pacientes que debían bajar sus cifras de colesterol «malo». El programa de incentivos compartidos resultó rentable con un gasto máximo de 1.024 dólares por año, dividido entre el médico y el paciente. Esta investigación se acaba de publicar en JAMA, la revista científica de la Sociedad Médica Americana. Ahora deberá demostrar su éxito con una investigación más a fondo, antes de que los servicios públicos de salud puedan sentirse tentados por asumirla. En España, algunos hospitales ya han puesto en marcha experimentos con productos saludables proporcionándolos de forma gratuita. como el aceite de oliva virgen extra o el jamón de bellota. ¿Quién se atreve a no cuidarse?