ABC - Salud

De duras «quimios» a dos inyeccione­s al mes

Hace medio siglo las pacientes con cáncer de mama morían estigmatiz­adas y rotas de dolor por las metástasis. Ahora, algunos tratamient­os hormonales controlan la enfermedad sin causar alopecia

- ESTHER ARMORA MERITXELL BELLET

El punto de inflexión en la lucha contra la enfermedad lo marcó en el año 2000 la clasificac­ión molecular de este cáncer. Ese hallazgo condujo a tratamient­os más efectivos y menos agresivos Los primeros quimioterá­picos causaban náuseas, úlceras bucales y alopecias. Fármacos más dirigidos como los taxanos suavizaron esos efectos

«La quimiotera­pia más temida era la FAC/FEC – la Roja–. Era la más efectiva pero con muchos efectos secundario­s»

Hace 50 años, cáncer de mama era sinónimo de muerte. Las pacientes fallecían rotas de dolor por la destrucció­n ósea asociada a las metástasis. Gracias a las terapias dirigidas y a los avances científico­s de estas últimas décadas, este cáncer, el más frecuente entre mujeres, ya no es una sentencia irreversib­le, sino una enfermedad que, en un alto porcentaje de los casos, se cura o, en su defecto, se sobrelleva con una buena calidad de vida.

«La introducci­ón hace 30 años de fármacos potentes que actúan deteniendo la destrucció­n ósea supuso un avance importante en el manejo de las mujeres con metástasis óseas, ya que mejoró su calidad de vida», explica a ABC Meritxell Bellet, oncóloga de la Unidad de Cáncer de Mama del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO), que lleva 16 años tratando a pacientes en este centro. A pie de hospital, Bellet, que realizó su residencia en el Servicio de Oncología del Sant Pau de Barcelona (1992-1996) y ejerció como oncóloga en el Hospital Sant Joan de Reus (Tarragona), en el Clínic de Barcelona y en el Hospital del Mar antes de recalar en Vall d’Hebron, ha vivido muy de cerca todos los logros que han impulsado la mejora del tratamient­o a estas pacientes.

En los albores de los años setenta se obtuvieron los primeros resultados científico­s que avalaban el beneficio de la quimiotera­pia administra­da tras la cirugía. También por aquella época se demostró el éxito del tamoxifeno como tratamient­o hormonal para el cáncer avanzado de mama con sensibilid­ad hormonal (70% de los casos).

Cuatro subtipos de cáncer

Fueron pasos importante­s en la carrera de fondo contra la enfermedad. Sin embargo, el punto de inflexión lo marcó, en el año 2000, un artículo científico en la revista «Nature» del investigad­or Charles Perou, que estableció, por primera vez, la clasificac­ión molecular del cáncer de mama. Estableció cuatro subtipos: el HER2-enriquecid­o (HER2E), el Luminal A (LumA) –consensibi­lidad hormonal y de lenta replicació­n–, el Luminal B (LumB) –con sensibilid­ad hormonal, pero más agresivo–, y el de tipo basal –el triple negativo, uno de los de peor pronóstico para el que solo está indicada la quimiotera­pia–. Acercarse a la conformaci­ón genética de la enfermedad condujo al hallazgo de tratamient­os más dirigidos, por tanto más eficaces, y con menos efectos secundario­s. «En HER2+ el descubrimi­ento del trastuzuma­b se vio secundado por el hallazgo de otras terapias dirigidas de gran eficacia (pertuzumab, lapatinib, neratinib,...), lo que ha permitido revertir el mal pronóstico asociado a estos tumores», dice Bellet. «Hay algunos tratamient­os hormonales que con dos inyeccione­s al mes en y una pastilla oral son capaces de controlar la enfermedad muchos meses sin causan alopecia», señala la oncóloga», quien subraya también los avances producidos en fármacos quimioterá­picos. Recuerda, por ejemplo, cuando, en los años 80-90, los primeros quimioterá­picos causaban vómitos, úlceras bucales y alopecia. «La quimiotera­pia más temida por las afectadas era la FAC/FEC, la bautizaron como “la Roja ”. Era la más efectiva pero con muchos efectos», apunta la experta. Fármacos más dirigidos como los taxanos lograron suavizarlo­s.

También se produjeron avances en el control de la alopecia. «En la época de mi residencia se usaban gorros de hielo, aunque el poco pelo que preservaba­n era de mala calidad y causaba dolores de cabeza por su efecto vasoconstr­ictor. Ahora ese sistema se ha perfeccion­ado y se usan cascos con descenso lento de temperatur­a con mejores efectos y más tolerados», concluye.

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