El ocaso de ese dios llamado Iglesias
Podemos cumple estos días su cuarto aniversario y su líder, ese que nos decía por entonces «que iba a asaltar los cielos», tras un tiempo «de gloria» en el que consiguió engañar a muchos «pardillos», ve cómo su partido amenaza ruina. De todos esos compañeros politólogos que por entonces le acompañaban ante las cámaras, la mayoría han sido depurados al más puro estilo estalinista. El CIS ya sitúa a Podemos por debajo del 20%. Una de las principales causas de su declive ha sido su deriva filoseparatista en Cataluña, apostando por el derecho a decidir y estar a favor del referéndum ilegal. Sus votantes se lo han hecho pagar, muchos le han abandonado definitivamente. Pablo Iglesias ha exhibido durante su liderazgo unos modales totalitarios, ha sido acusado por los suyos de nepotismo. Sus cuadros le acusan de falta de transparencia en sus nuevos estatutos y le exigen que restituya a los compañeros purgados. En su intento de controlarlo todo ha desmontado la casi totalidad de sus direcciones municipales, con lo que Podemos se está disolviendo. La Sexta y la Cuatro fueron quienes le hicieron conocido y le permitieron, en su día, intoxicar a mucha gente; ahora, como ya no vende, como con él ya no ganan audiencia, sus apariciones son escasas. El querer cargarse la Constitución y ser amigo de dictaduras como la iraní o la venezolana, de las que se ha financiado, y sus demostraciones de afecto a terroristas como Otegui, ha desgastado mucho su imagen entre sus votantes. Podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que Pablo Iglesias está en su ocaso, y que a fecha de hoy ya no es ningún activo, todo lo contrario, es el principal obstáculo para reflotar su partido. ALEJANDRO BAEZA SERRANO VALENCINA DE LA CONCEPCIÓN