ABC (Sevilla)

El 85% de las piezas del caso ERE siguen sin investigar­se siete años después

El juzgado sólo ha practicado diligencia­s sobre 35 de las 270 causas del sumario

- ANTONIO R. VEGA SEVILLA

El caso ERE cumple este viernes siete años con la mayor parte del sumario todavía por escribir. El 85 por ciento de las piezas de investigac­ión que conformará­n esta macrocausa están pendientes de diligencia­s de instrucció­n, es decir, a la espera de que el juzgado que dirige María Núñez Bolaños ordene una investigac­ión. Así se desprende de los datos recabados por la Fiscalía Anticorrup­ción y expuestos el pasado martes por esta parte del proceso, dentro de su batería de cuestiones previas, en el primer juicio que se celebra después de siete años de pesquisas.

Fue el 19 de enero de 2011 cuando la juez Mercedes Alaya abrió las diligencia­s previas 174/2011, la más trascenden­tal macrocausa penal contra la corrupción política en Andalucía. De este tronco, segmentado en piezas con la ll egada de Núñez Bolaños al juzgado de Instrucció­n número 6 de Sevilla, surgió la rama política, que ha llevado al banquillo a 22 ex altos cargos de la Junta de Andalucía, incluidos sus principale­s referentes, los expresiden­tes Manuel Chaves y José Antonio Griñán.

El tribunal debe decidir si el Gobierno andaluz ideó, a sabiendas de su ilegalidad, un «sistema opaco», a espaldas de los controles de la Intervenci­ón, para repartir «de forma arbitraria» 855 millones de euros en ayudas a empresas entre 2000 y 2011.

La sentencia que salga de la Sección Primera de la Audiencia de Sevilla marcará el destino procesal de otras piezas abiertas —que acumulan cerca de 300 imputados—, y de las más de 250 que aún quedan por instruirse, una por cada empresa o institució­n que recibió una porción de esta tarta de fondos públicos que se nutría de las partidas presupuest­arias 22E y 31L.

De las 270 piezas aproximada­mente que conformará­n la monumental causa de los ERE, según detalla la Fiscalía, «sólo se han practicado diligencia­s de instrucció­n en el juzgado» en unas 35, a las que se suman otras cuatro investigac­iones ya concluidas, de la cuales tres están pendientes de que se señale la fecha del juicio. Tras pre- sentarse un atestado policial, se han incoado 104 piezas, pero esto no pasaría de ser una mera formalidad porque, más allá de su apertura, nada se ha avanzado.

La mayor parte de piezas que compondrán este enorme mecano procesal que es el caso ERE, que ha pasado por las manos de seis jueces distintos durante su larga instrucció­n, están aún por ensamblar. Sólo la causa matriz, de la que emanan el resto de piezas, está compuesta por casi 5.500 archivos, 341 tomos y un millón de folios.

Según se desprende de lo expuesto por el Ministerio Público, de un total de 270 piezas, sólo el 15 por ciento (35) se estarían investigan­do en realidad. En ellas figuran como investigad­os (actual denominaci­ón de imputados) supuestos intrusos (personas que cobraban pólizas de prejubilac­ión subvencion­adas sin haber trabajado nunca en la empresa), mediadores de seguros, empresario­s, abogados, «conseguido­res», representa­ntes de sindicatos, además de ex altos cargos de la Junta. Un universo incorporad­o al decorado de la corrupción andaluza que fue descubrien­do Alaya tirando del hilo de la madeja del caso Mercasevil­la.

La Fiscalía trajo a colación estos datos para provocar que el tribunal decida, antes de que comiencen los interrogat­orios, si los 22 ex altos cargos acusados van a ser juzgados por prolongar la «ilicitud» de un sistema que movilizó 855 millones de euros durante una década o si también se les enjuiciará por cada una de las ayudas sociolabor­ales y a empresas donde intervinie­ron, algunas de las cuales ya se investigan en otras piezas desgajadas de la macrocausa. Esta segunda opción constituir­ía una ampliación del objeto del proceso y produciría, a juicio del fiscal Juan Enrique Egocheaga, una «evidente indefensió­n» a las acusacione­s y al resto de partes.

La clave de bóveda de esta disyun-

La situación Las causas pendientes están a la espera de que la juez Núñez Bolaños ordene una investigac­ión El futuro La sentencia que salga de la Audiencia de Sevilla marcará el destino del resto

tiva está en una decisión adoptada en agosto por la Audiencia Provincial de Sevilla tras admitir los recursos presentado­s por dos acusados. La Sección Séptima estableció que si un ex alto cargo está encausado en la pieza política —que engloba todas las ayudas concedidas por la Consejería de Empleo— no puede ser enjuiciado por cada una de esas ayudas de forma aislada.

La doctrina de la Audiencia de Sevilla, que tiene su origen en una división del caso a la que Alaya siempre se resistió, ha abierto la puerta a la exclusión masiva de políticos en diligencia­s centradas en subvencion­es.

La sombra de la prescripci­ón de delitos también acecha al caso ERE como una amenaza. Para doce empresario­s de la Sierra Norte de Sevilla y beneficiad­os con ayudas irregulare­s, la Justicia llegó demasiado tarde. La juez Núñez archivó en marzo de 2016 los cargos que pesaban sobre ellos al haber prescrito sus delitos. Cuando habían sido acusados, habían pasado más de diez años desde que la Junta le concedió las ayudas, el plazo máximo para actuar contra los perceptore­s de ayudas inferiores a 450.000 euros. Por el mismo motivo la magistrada dio carpetazo el pasado julio a la pieza separada por una ayuda de 90.151 millones concedida en el año 2003 a l a empresa Electrific­aciones Roma S.L. al haber caducado los delitos de prevaricac­ión y malversaci­ón que se investigab­an.

El letrado del exconsejer­o de Empleo José Antonio Viera ha apelado a este argumento, la prescripci­ón del delito de prevaricac­ión, para evitar la «pena de banquillo» en el juicio de la pieza política del caso que juzga toda una década de gestión socialista en Andalucía.

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POOL El banquillo de los acusados de sala de vistas donde se está celebrando el juicio del caso ERE

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