ABC (Sevilla)

El Barça desnuda al fantasma

Remonta dos tantos de la Real y rompe el maleficio en Anoeta después de una década

- SALVADOR SOSTRES

La Real es siempre un hueso para el Barça y Eusebio, como Valverde, es un discípulo de Cruyff. Buen gusto y buen fútbol en los dos equipos. Yo jugaba de portero y en los tiempos de Arconada, la Real era mi segundo equipo. Era mi portero preferido, por su sobriedad, por su clase. Cuando no juega Iniesta el 44-2 en el Barça es de manual. El doble pivote de Rakitic y Busquets, Paulinho de interior derecho y André Gomes de interior izquierdo. Salió intenso el Barça pero la Real aprovechó mejor lo que hizo y Willian José marcó en el primer remate que tuvo su equipo. Descuido defensivo de Paulinho. Un año más, el Barça a contracorr­iente en Anoeta.

Entonces, cuando yo era de la Real, se veían pocos partidos por la tele, y menos aún de la Real. Me grababa los resúmenes de Estudio Estadio y no me perdía ningún encuentro de la selección. El partido llegó a la media hora con la Real mandando y con el Barça to- cado por el gol. Anoeta se indignó con González González por anular un gol por una falta previa a Rakitic. El enfado local fue legítimo.

Tampoco, en aquellos años, el merchandis­ing estaba desarrolla­do y para un niño de Barcelona era muy difícil tener algo de Arconada. Yo no tenía nada.

Una buenísima asistencia de Canales la aprovechó Juanmi para marcar el segundo. El Barça se enredaba con sus fantasmas. Pero cuando más extraviado­s parecía, Paulinho salió al rescate. Buena asistencia de Alba a Luis Suárez, que fabricó la jugada desmarcánd­ose y centrando para que Paulinho rematara estirando la pierna.

Mi padre trabajó un año en Vitoria, en la delegación de la Société Générale. El fin de semana volvía a casa. Pero una semana regresó el miércoles porque me operaban de un ojo. Era 1981, la Real estaba a punto de ganar la primera de sus dos Ligas consecutiv­as.

La segunda parte no pudo empezar mejor para el Barça y Luis Suárez con una parábola marcó el empate. Delica- dísimo disparo. Mi padre se cruzó a Arconada en el aeropuerto y le paró para contarle mi gran admiración y que volvía de urgencia a Barcelona porque aquella tarde me operaban.

Impresiona­nte cortina de agua en Anoeta. Entre Illarra y Zubeldía pararon a Messi. Segurament­e en 1981 no era tan frecuente tener admiradore­s tan pequeños y a tanta distancia y Arconada sacó de una maleta la camiseta azul cielo y negra con la que jugaba con España y se la regaló a mi padre dedicada.

Messi y Alba conectaron y el Barça puso una marcha más. Suárez marcó el tercero gracias a un error defensivo de la Real. El Barça tiraba de la sábana del fantasma y detrás no había nada. Messi cerró la noche con un golazo de falta a 27 metros. Hacía 88 años que el Barça no ganaba en San Sebastián un partido que hubiera empezado perdiendo.

La operación fue bien y lo primero que vi cuando desperté fue mi camiseta. «Para Salvador, con cariño». He procurado no olvidar nunca cómo se hace feliz a un niño.

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AAFP PHOTO Suárez y Messi se abrazan tras el cuarto gol del Barça, marcado por el argentino

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