Los demócratas torpedearán el Debate de la Unión de Trump
Σ Algunos congresistas no acudirán y las mujeres irán de negro por sus acosos sexuales
La atmósfera política en Washington se ha vuelto irrespirable. Los recientes insultos de Trump a los países pobres que envían inmigrantes y las denuncias de acoso sexual, alimentadas por pagos de dinero para ocultar relaciones adúlteras consentidas, vuelven a paralizar la agenda de un presidente rodeado de críticas. Ayer, como cada día, se defendía con ataques desde Twitter. La bronca es su rutina, casi su hábitat. Pero también el sumidero de muchas de sus aspiraciones. La Casa Blanca despeja incómodos balones casi a diario. La Administración y la mayoría republicana avanzan a trompicones, aunque la rebaja fiscal y el despegue financiero otorgan a Trump una notable asistencia de oxígeno. Pero la minoría demócrata no está dispuesta a la mínima concesión. Al enemigo, ni agua. El movimiento anti-Trump, con una presión eterna que amenaza con agotarse en sí misma, se ha propuesto boicotear el Debate sobre el Estado de la Unión, previsto para el 30 de enero. La intención demócrata es convertir la cita institucional del año en un purgatorio para su primer gobernante.
El plan de protesta está en marcha. Aparcada toda negociación parlamentaria, los demócratas aspiran a que el principal momento de lucimiento presidencial se traduzca en un homenaje a sus principales víctimas: los inmigrantes y l as mujeres acosadas por Trump. Una ofensiva que ya ha comenzado con la anunciada ausencia del debate de l os afroamericanos John Lewis y Maxine Waters, y del representante de Oregón Earl Blumenauer.
Desprecio al presidente
Otros demócratas han insinuado que no se acercarán al centro del hemiciclo a dar la mano al presidente, como es tradición en el juego político estadounidense. Desde que sesenta de ellos renunciaran a asistir a su toma de posesión, de la que hará un año el próximo sábado, el desprecio a Trump se ha hecho costumbre. Aunque el pasado año sólo dos legisladores plantaron al presidente en el Debate, la mayoría de las mujeres demócratas acudieron vestidas de blanco. Era un recuerdo del movimiento feminista en favor del sufragio, pero también otra forma de rechazar al gobernante que nunca aceptarán.
Este año, la protesta femenina se va a centrar en denunciar el comporta- miento sexual de Trump. Encabezadas por la líder de la minoría en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, el grupo de sesenta mujeres congresistas que llevó al Legislativo las denuncias de acoso sexual contra el presidente ha dado la consigna de acudir al acto vestidas de negro. La iniciativa conecta con la que protagonizó el movimiento #MeToo durante la entrega de los Globos de Oro, en la que Oprah Winfrey pareció llenar el llamativo vacío de liderazgo demócrata con un discurso que apunta a su carrera presidencial en 2020.
El pasado octubre, tres mujeres que alegan haber sufrido abusos sexuales por parte del presidente, en representación de la docena que ha dado testimonio de diferentes episodios de aco- so, presentaron una denuncia formal en el Congreso, de la mano de representantes demócratas, que exigen responsabilidades políticas al inquilino de la Casa Blanca. Es su momento, ahora que productores y actores de Hollywood, y estrellas mediáticas, sucumben a los testimonios de sus víctimas.
Las demócratas pretenden que, además de algunas de las denunciantes y portavoces del movimiento #MeToo, acudan también como invitados al Debate en el Capitolio algunos «dreamers». Una representación de los 800.000 jóvenes inmigrantes que se encuentran en riesgo de deportación, después de que Trump firmara la cancelación del programa que les protegía, el llamado DACA.