EL CANDIDATO DEL PP
Desde que se fue Zoido, esos votantes más o menos fieles están huérfanos de liderazgo o, como se dice ahora, de referente
Se busca candidato. No solo lo busca el partido, ni la fontanería, ni los conspiradores que andan por ahí dando barzones por sedes y cenáculos. No. Quien busca candidato es el electorado que no se encuentra en el PP sevillano. Desde que se fue Zoido, esos votantes más o menos fieles están huérfanos de liderazgo o, como se dice ahora, de referente. Los políticos, ensimismados en su círculo cerrado, creen que el personal está al tanto de sus trifulcas internas y de sus calendarios, que en el caso del PP es el calendario mariano: cualquier día Rajoy elige a los candidatos después de las elecciones…
Pero los votantes no están en eso. El votante va al líder y pasa olímpicamente de todos los demás. Ese fue el éxito de Zoido: cuatro años de visitas a barrios y barriadas con la parka roja del Telepizza. Poco a poco aquel Telezoido se convirtió en alguien más próximo, más cercano. Y así empezaron a llamarlo Juaninasio los que pensaban que jamás votarían al PP. Olviden las teorías de los Arriolas y de las carriolas, el timo del «timing» y el rollo macabeo del «planning». Esto es mucho más sencillo de lo que parece. Esto es tan simple como elegir a una señora o a un señor, proclamarlo para la candidatura a algo tan importante como es la Alcaldía de Sevilla, y placearlo por ahí. Que proponga las cositas que quiere hacer y las que no. Si antes ha ganado elecciones, mejor que mejor. Y punto. Cuando un partido se empeña en mirarse el ombligo y en dejarse la piel en los entrenamientos, malo. Y eso es lo que ha estado haciendo el PP municipal hasta ahora. Luchar en los partidillos que juegan entre ellos mientras Espadas ocupaba ese lugar templado del centro derecha sevillano que roza con lo hispalense. Para colmo de males, Ciudadanos sube como la espuma o como las cofradías que quieren ir a la Catedral. El partido naranja está, además, plenamente sevillanizado. Tanto, que con su acreditada ranciedumbre podría cambiar su abreviatura en nuestra ciudad. De Cs pasaría a Cr: Ciudadanos Rancios. Así que no hay que votar al PP para que no pongan en peligro la Semana Santa los del referéndum y esas cosas, porque entre Espadas y Millán, el capilleo está a salvo. Y quien diga que esto es una tontería, que sepa que no tiene ni idea de cómo funciona esta ciudad por dentro.
Los tiempos de Rajoy no son los de hoy, que diría el ripio. El gallego es un experto en la procrastinación. Si fuera sevillano viviría en el Porvenir. El sábado puede hacer algo al respecto cuando venga a Sevilla. Urge hacerlo, aunque el lema de don Mariano sea el de los políticos de la retranca cínica: lo urgente es esperar. Pues que sigan esperando mientras su electorado se entretiene mirando los escaparates rosas y naranjas. Que sigan haciendo eso que tan bien les sale en Andalucía: abonarse a la oposición. O que den un golpe en el asfalto de una vez. Que salgan a la calle a comerse la ciudad. El referente, como se dice ahora, es aquel Juaninasio que se tiró cuatro años con la parka roja por los barrios. Lo demás es tontería, o sea, política de partido.
CIUDADANOS SUBE COMO LA ESPUMA O COMO LAS COFRADÍAS QUE QUIEREN IR A LA CATEDRAL