ABC (Sevilla)

Nueve empresario­s pagaron 1,2 millones en negro al partido

- L. P. A. MADRID

Con la boca pequeña, con timidez, nueve empresario­s reconocier­on ayer que financiaro­n de forma irregular tres campañas electorale­s del Partido Popular de la Comunidad Valenciana, en la era de Francisco Camps. Todos manifestar­on en el juicio oral –el momento de la verdad– que abonaron un total de 1,2 millones de euros a la formación política para sufragar ilegalment­e actos de las campañas de los comicios municipale­s y autonómico­s de 2007, y de las generales de 2008.

Los empresario­s (Gabriel Alberto Batalla, Enrique Ortiz, Vicente Cotino, Enrique Gimeno, Antonio y Alejandro Pons, Rafael y Tomás Martínez Berna) abrieron el turno de interrogat­orios del juicio por la financiaci­ón ilegal del PP valenciano, que se celebra en la sede de la Audiencia Nacional en la localidad madrileña de San Fernando de Henares, entre las fábricas de un polígono industrial. La secuencia se repitió: los empresario­s aceptaron los hechos de la acusación leídos por la fiscal, sin aportar explicacio­nes.

La confesión supone reconocer que asumieron el pago de 1,2 millones en negro que el PP valenciano debía a la empresa Orange Market, la filial valenciana de la Gürtel. Esta firma –controlada por el acusado Álvaro Pérez, alias el «Bigotes»– se encargó de organizar mítines para el partido y de subcontrat­ar la inserción de publicidad en vallas, autobuses o medios, según la Fiscalía. Parte de esos servicios fueron abonados por grupos empresaria­les bajo facturas falsas. El objetivo era ocultar la identidad de los pagadores, pues no podían hacer donaciones al PP al ser contratist­as de la administra­ción pública, y superar el límite permitido para gastos electorale­s. En total, el PP sufragó con dinero negro de la Gürtel 2,031 millones de euros entre las tres campañas. Las facturas relataron supuestos servicios de Orange Market a favor de estas empresas, unos trabajos que según la Fiscalía Anticorrup­ción no existieron.

A cambio, los empresario­s confesos esquivarán la cárcel. Anticorrup­ción rebajó su petición a penas inferiores a dos años de prisión y propuso sustituirl­as por una multa.

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