Detenido por fugarse tras el atropello mortal de una joven
Un hombre le oyó contar los hechos en una charla y lo denunció a la Policía
La colaboración ciudadana y un exquisito trabajo policial han propiciado la detención, en apenas diecisiete horas, del presunto autor del atropello mortal de una menor de 17 años en Fuente el Saz del Jarama (Madrid). Se trata de Francisco Solano Rotela García, nacido en Hernandarias (Paraguay) en julio de 1964. También tiene nacionalidad argentina y carecía de antecedentes. Está previsto que hoy pase a disposición del juzgado de Instrucción número 1 de Torrejón, acusado, en principio, de homicidio imprudente, omisión del deber de socorro y un tercer delito contra la seguridad vial.
Ocurrió a las 7.20 del lunes, cuando Alejandra, la mayor de dos hijas de un matrimonio que reside en la cercana urbanización El Juncal, de Ribatejada. La adolescente se dirigía a la parada del autobús para ir a clase, en Algete. Fuentes de la investigación indicaron que la víctima circulaba a pie, de manera correcta, por el arcén de la M-117, a la altura del kilómetro 3,800. Iba en sentido contrario a la marcha y portaba una linterna, porque, pese a tratarse de una recta, la visibilidad a esa hora era escasa.
Inopinadamente, un turismo (del que se investiga si iba a una velocidad excesiva) la arrolló con tal virulencia, que le arrancó una pierna, que quedó al otro lado de la calzada. También se hallaron desperdigados los apuntes de la estudiante y una de sus zapatillas. El conductor se dio a la fuga. Nadie vio nada. Ocurrió junto a un vivero y en un tramo considerado muy peligroso por la alta velocidad a la que van los coches. Más de dos horas y media después, a las 9.40, dos personas encontraron a Alejandra moribunda. Avisaron a los servicios de emergencias, pero el Summa-112 no pudo hacer nada por ella.
A la una de la tarde, un paraguayo de 42 años que se encontraba visitando a su madre en la avenida de Majadahonda, en Pozuelo de Alarcón, salió un rato a la calle a fumarse un cigarrillo. La casualidad quiso que escuchara la conversación que Francisco Solano mantenía, en un tono algo alto, con un vecino del bloque de al lado. Por sus palabras, se desprende que el presunto homicida no sabía que la víctima había sido una mujer: «¡Dios mío, lo he matado! Me tengo que ir. Lo he dejado allí tirado, en la carretera, después de atropellarle... Tengo que tomar el primer vuelo hacia Suramérica». Su interlocutor intentaba quitarle la idea de la cabeza: «No lo hagas, quizá con el seguro puedas arreglarlo...». Este segundo hombre se fue, pero Francisco llamó a alguien por teléfono e hizo un relato muy similar: «¡Qué barbaridad, qué he hecho! Lo he dejado allí... Ha sido por Fuente el Saz», repetía.
El testigo se fue a su casa, preocupado. Solo hacía darle vueltas al asunto. Se metió en internet y tecleó «atropello», «Fuente el Saz»... Y en los digitales comprobó que efectivamente un hecho así se había producido. A las ocho de la tarde, se personó en la comisaría de Pozuelo de Alarcón para contar lo sucedido. Los agentes acudieron entonces a la avenida de Majadahonda.
El sospechoso no estaba en casa. Había ido al aeropuerto de Barajas para coger un avion rumbo a Argentina. La Policía lo detuvo ya dentro del avión.
Confesión «¡Dios mío, lo he matado! Me tengo que ir. Lo he dejado tirado en la carretera, después de atropellarle» Huida Los agentes detuvieron al sospechoso dentro del avión que le iba a llevar a Argentina»