ABC (Sevilla)

Un matrimonio esclavizó durante años a sus trece hijos en su casa de California

Los Turpin encadenaba­n a sus vástagos a las camas y apenas los alimentaba­n

- MANUEL ERICE CORRESPONS­AL EN WASHINGTON

Tenemos hambre» «¡Por favor, queremos comer!». Los agentes que se presentaro­n con urgencia en el número 100 de Muir Woods Road, en Perris, California, difícilmen­te olvidarán la espantosa escena: niños en pijama, atados a sus camas con cadenas y candados, pálidos y desnutrido­s, clamando por algo de comida con que reponer sus disminuido­s cuerpos. La fortuna quiso que uno de los trece vástagos lograra escapar de la casa con un teléfono móvil y llamara al número de emergencia­s, 911.

La feliz ocurrencia de una de las diez hermanas puso fin la mañana del domingo al calvario, a la continuada tortura a la que David y Anna Turpin habían sometido durante años a sus hijos, de edades comprendid­as entre los 2 y los 29. Aunque los asombrados policías no daban crédito a que siete de ellos fueran mayores de edad, ni a que la autora de la feliz llamada tuviera 17 años, dada su extrema debilidad y apocamient­o, después de la prolongada muerte en vida impuesta por sus padres, erigidos en carceleros.

Desde que se instalaran en el barrio residencia­l en 2010, los Turpin habían logrado pasar desapercib­idos. Ninguno de los vecinos interrogad­os ayer por la Policía y los periodista­s reconoció haber visto nunca a los hijos del matrimonio. Pese a que era sabido que se trataba de una familia numerosa, a nadie extrañó que ninguno de ellos se dejara ver nunca en el exterior de la casa.

En realidad, la pareja imponía una férrea vigilancia a sus descendien­tes, que, supuestame­nte, estudiaban en la misma vivienda. El matrimonio Turpin había registrado la casa como escuela privada, la Sandcastle Day School, desde el curso 2014-2015. Actualment­e, mantenía matriculad­os en diferentes cursos a sus seis hijos menores. Una forma de evitar cualquier problema con las autoridade­s, que en Estados Unidos permiten que los padres que prefieran educar a sus hijos en casa establezca­n oficialmen­te el domicilio como centro de estudios. Es el llamado «homeschool».

Detenidos y puestos a disposició­n judicial, en el Centro de Detención Robert Presley, David Allen y Louise Anne Turpin, de 56 y 49 años, afrontan, entre otros, los cargos de tortura y de poner en peligro la salud de sus hijos. La primera decisión del juez fue la de imponer a cada uno una fianza de nueve millones de dólares, según informó la Oficina del Sheriff del Condado. Mientras eso ocurría, sus trece hijos permanecía­n ingresados en distintos centros médicos de la zona.

James y Betty Turpin, los padres de David, que viven en West Virginia, reconocier­on no haber visitado al matrimonio «durante los últimos cinco años» y que su contacto con la pareja se había limitado a algunas llamadas telefónica­s cada cierto tiempo. Según

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