Montella traía un regalo: crecimiento táctico y físico
Sólo el Chelsea de Conte, en la Liga de Campeones, había logrado hasta ahora «profanar» el flamante Wanda Metropolitano. Al Sevilla FC nunca… nunca se le puede dar por muerto. Lo del «dicen que nunca se rinde» no es una consigna gratuita ni accidental. Es cierto que casi nadie se esperaba ayer que un equipo deportivamente a la deriva y con serios problemas cada vez que le toca visitar un escenario grande iba a dar la campanada precisamente en el feudo del Atlético de Madrid, donde sin ir más lejos cayó con claridad pasmosa en septiembre (2-0) y donde, casi por tradición, otrora en el Manzanares, encadenan los nervionenses años hincando la rodilla contra Simeone. Hasta en los tiempos más gloriosos del club sevillista. En el Sevilla siempre hay que creer. Y a partir de ahora, también en Montella. No es eventual la exhibición de solidez y competitividad que desplegó ayer su equipo. El italiano ha traído el trabajo táctico y físico que pedía a gritos una escuadra que se desangraba.
No hay que lanzar las campanas al vuelo. Ni antes esta plantilla era una escuadra de incompetentes ni ahora el Sevilla de Montella se va a dar un paseo triunfal en la segunda parte de la temporada. Queda mucho trabajo por delante. Pero la buena noticia es que hay mimbres. El Metropolitano enseña el camino de lo que puede dar de sí este plantel configurado por Óscar Arias y al que tanto se ha criticado en los últimos tiempos. Llama la atención también que el resurgir del equipo se fraguó en una apuesta ultraofensiva del entrenador. Contra el rival y el día menos propicios. Y dio resultado. El portero brilló. La defensa funcionó. Nzonzi y Banega bailaron a su antojo. Muriel y Correa se desataron...