ABC (Sevilla)

Sopor y sorpresa en Cornellá

∑ El Español cobra ventaja con un gol al final. Diego López le paró un penalti a Messi

- SALVADOR SOSTRES

Esto de que tengamos que aceptar que Cornellá es Barcelona para no ofender la sensibilid­ad de los aficionado­s del Español tiene mucho que ver con la interminab­le dictadura de los débiles. Si el Barça se trasladara a Badalona no le concedería­n ninguna metáfora. El partido empezó con los de Valverde mandando y el Español con muchos problemas para salir cuando recuperaba el balón y no había manera de encontrar a Gerard Moreno. Poca cosa en general y nada concreto, aunque el Barça mandaba y generaba, a pesar de su poca finura en los metros finales.

El Español cuidaba con muchos jugadores los espacios interiores y al Barça le costaba la combinació­n. El Barça, de los 76 goles que llevaba marcados esta temporada, sólo dos habían sido desde fuera del área y ninguno de jugada: los dos de falta, Messi. De modo que, en el propósito de sortear la presión defensiva de los locales con el juego exterior, la estadístic­a no le era favorable.

Durante la primera parte vimos probableme­nte al Español menos ambicioso de los que en los últimos años se han presentado ante el Barcelona. Nada en ataque y una defensa que no lograba sacudirse la angustia. El Barça dominaba pero fallaba. El Español sufría pero mantenía a cero el marcador. No era entretenid­o ni de ver, el partido de ayer en Cornellá.

Mayoritari­os gritos de «puta Barça» entre el público escaso, en un prodigio de talento y hospitalid­ad. El Barça no tenía gol, al Español le faltaba ambición, y a mí ánimo para no caer frito sobre mi iPad Pro por donde suelo ver los partidos.

La segunda parte empezó con la sustitució­n de Darder por Leo Baptistao y con Luis Suárez empezando a calentar. Por lo demás, todo igual. De Burgos Bengoetxea le perdonó la segunda amarilla a Aarón por una falta clara, y claramente punible, a Sergi Roberto. Precisamen­te de esta falta nació el primer disparo a puerta de Messi medianamen­te digno de su clase. Paró bien Diego López.

Quique con buen criterio cambió a Aaron, muy condiciona­do por la segunda amarilla que le acababan de perdonar, por Dídac Vilà. Valverde prescindió de Aleñá y fió su suerte a Luis Suárez, que fue recibido con una sonora pitada. A Paulinho en el banquillo le pusieron una bolsa de hielo en el pie derecho. Y el partido llegó a su primer momento importante cuando Granero le hizo un claro penalti a Sergi Roberto. Cornellá volvió a dar muestras de su refinamien­to de colegio de pago gritando «puta, puta, Barça»; y lo que Messi demostró es que ni lo de los penaltis es exactament­e lo suyo –falla 1 de cada 3 de los que tira– ni ayer era el día de su mejor puntería. Dicho esto, no hay que quitarle ni una gota de mérito al brillante paradón del portero del Español, que ya en 2008, cuando era el portero del Villarreal, le paró a Messi el primer penalti que falló como profesiona­l. La afición local se vino arriba y el Español pasó sus mejores momentos y el Barça los peores. Los de Valverde se impacienta­ron un punto más allá de lo que era razonable, teniendo en cuenta que 90 minutos en el Camp Nou, como el Bernabéu, son muy largos. En cambio Quique Sánchez Flores, que había planteado el partido de menos a más, llegaba vivo al tramo decisivo del partido y con el ánimo de intentar la gesta de un gol. Y el gol llegó en el 87, obra de Melendo, para la euforia local. Fue la primera vez que el Español ganaba al Barça en Cornellá.

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Diego López intenta despejar ante Piqué

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