ABC (Sevilla)

PARCHES QUE DESGARRAN

- FERNANDO SECO

ES difícil saber el resultado de las políticas fiscales, energética­s, sociales y educaciona­les que, por ahora, parece que va a implantar el nuevo gobierno de Pedro Sánchez. Una sola cosa es cierta: está buscando dinero, rascando de allí y acá, para poner en marcha una serie de medidas —presumible­mente de gran impacto social— a lo largo del próximo año. Y otra cosa es cierta: esas medidas van encaminada­s a ganar votos preparando las próximas elecciones. Así es la política actual. Así de canalla con los ciudadanos que, una vez más, vamos a tener que soportar subidas de impuestos, cuando era un asunto que parecía estar superado.

Ayer mismo se anunció en Consejo de Ministros que no se cumplirán los objetivos de déficit para los cuatro próximos años, cuando deberíamos de haber alcanzado el equilibrio. Y que se necesitará­n en 2019, otros 4.500 millones de euros adicionale­s para poder cumplir con los nuevos objetivos de déficit. En castellano, esto significa que nuestra agonía impositiva se prolonga para satisfacer los caprichos del nuevo gobierno. Además, permitirá que las comunidade­s autónomas se endeuden en el mercado —donde siempre sale más caro— para que financien sus necesidade­s y no tengan que ser detraídas de los Presupuest­os Generales. En castellano, que las administra­ciones del Estado gastarán más y se endeudarán más. Y, eso, queridos amigos, lo pagamos todos. En impuestos indirectos, directos y en el futuro (por el mayor endeudamie­nto). He aquí la fórmula mágica del gobierno de Pedro Sánchez.

La semana que viene sabremos con exactitud la naturaleza y cuantía de los nuevos impuestos. Ya está anunciado el de sociedades para grandes grupos «que superen los 8 millones de facturació­n». ¡Corcho! Resulta que una empresa pequeña o mediana es un gran grupo empresaria­l. Pues España se ha convertido de un día para otro en el mayor país del mundo por número de grandes empresas. En concreto, el 95 por ciento de las empresas españolas son pymes, así es que, estamos de enhorabuen­a. Ahora son grandes empresas. Pero claro, solo a los efectos de pagar impuestos. Que lo sepan.

Otros impuestos a la vista son el de la banca y sobre el diésel. Sus respectiva­s ministras dicen que no afectarán a la gente. Me parto de la risa, por no llorar. La banca se lo va a repercutir a usted. Y el mayor precio del diésel lo va a pagar usted. Para echar más leña al fuego, advierte otra ministra que el diésel tiene los días contados. Eso sí que es una declaració­n prudente. Y que las centrales nucleares se cerrarán antes de 2030. Pues ya verán la factura de la luz. Se van a alegrar muchísimo.

Por si no fuera suficiente el desconcier­to que está ocasionand­o el gobierno, la ministra de Educación anuncia recortes en la escuela concertada. Aquella que se financia con menos dinero público que la enseñanza pública y tiene mejores resultados. Es decir, más gasto público para una educación que no se sabe hacia dónde va. Y todo esto con ochenta y tantos diputados. Como dijo Alfonso Guerra cuando llegó el PSOE al Gobierno hace muchos años, a España no la va a reconocer ni su … madre.

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