Anderson gana un gris maratón
El sudafricano gana a Isner una plaza en la final tras 6 horas y 36 minutos de poco tenis
La primera frase que pudo articular Kevin Anderson después de ganar la semifinal ante John Isner fue: «Perdón por no estar más contento». No podía más, después de conseguir el pase a la final de Wimbledon, la primera de su vida, tras un encuentro de seis horas y 36 minutos de muchos puntos pero poco tenis.
Las normas en Wimbledon establecen de forma férrea que la jornada, salvo la final, comience a las 13.00 hora local. Y la programación de este duelo entre dos sacadores soberbios presagiaba un día largo, como así se vivió. Con los 208 centímetros de Isner y los 203 de Anderson, el saque fue el rey del encuentro, para disgusto de la afición que esperaba algo más después de tantas horas en pista.
Ambos se conocen desde los años en los que defendían el escudo de sus respectivas universidades, por lo que la contienda no tenía otro final que el tie break, como finalmente resultó en los tres primeros sets. Ni siquiera romperse el servicio logró desequilibrar el encuentro, pues enseguida lo volvían a recuperar para estirar un encuentro que tuvo más emoción en saber si podría convertirse en récord.
Mientras el sudafricano y el estadounidense soltaban sus enormes brazos a pasear para superar la barrera de los 225 kilómetros por hora en sus saques, en las gradas, y también en los equipos de Rafa Nadal y Novak Djokovic, surgía la pregunta de cuándo terminaría el encuentro y si habría tiempo, luz y público para que comenzara el siguiente, con el español y el serbio como protagonistas. Sobre todo porque, tal y como mandan las normas de Wimbledon, Roland Garros y el Abierto de Australia, el quinto set carece de tie break y lo gana quien consigue dos juegos de diferencia. Entre Anderson e Isner, el desenlace se alargó hasta las dos horas y 55 minutos, a favor del sudafricano, después de disputar cincuenta juegos entre ambos. Mucha tortura para todos. «A lo mejor hay un término medio en el que podemos incluir un ‘tie break’ en el 12 iguales. Creo que sería un balance justo. Si un partido llega hasta ahí no creo que sea necesario continuar. Sería una manera de proteger la salud de los jugadores. Estar ahí fuera tanto tiempo puede ser perjudicial», afirmó el vencedor. «Estoy de acuerdo con Kevin. Creo que es una idea sensata utilizar el desempate. Es una larga discusión, pero yo estoy a favor de cambiar esa regla. Es necesario», lo secundó Isner.