ABC (Sevilla)

La caravana se enfrenta a la Policía y cientos de emigrantes entran en México

Trump y Peña Nieto quieren frenarla ofreciendo residencia y trabajo en el país azteca a los casi 5.000 centroamer­icanos que se dirigen hacia EE.UU.

- ADRIÁN ESPALLARGA­S CORRESPONS­AL EN CIUDAD DE MÉXICO

El secretario de Gobernació­n mexicano, Alfonso Navarrete, denunció ayer que cientos de hondureños, los primeros de los 4.000 que integra la caravana de emigrantes hondureños y de otros países de Centroamér­ica, entraron «por la fuerza» en México y que «lastimaron» a policías mexicanos que se encontraba­n en la frontera. Según Navarrete, las autoridade­s mexicanas habían llegado a un acuerdo con los emigrantes para que entraran en México de manera «ordenada» en grupos de entre 50 y 100 personas para ser revisados, pero la caravana «incumplió» el acuerdo. Los emigrantes de la caravana, que partió el pasado sábado del norte de Honduras, forzaron la valla fronteriza de Guatemala y entraron en México, muchos de ellos corriendo, mostrando gestos eufóricos y saludando con los brazos abiertos.

Lejos de frenar las ansias por llegar a EE.UU., las amenazas del presidente Trump de que parará la caravana, que se espera que este fin de semana sean ya 5.000 personas, han generado un «efecto llamada» que atrae a miles de personas a unirse a la «Caminata del migrante», un movimiento que había pasado prácticame­nte desapercib­ido hasta que Trump presionó con cortar millones de dólares en ayudas a los países del Triángulo Norte de Centroamér­ica –El Salvador, Honduras y Guatemala– si no detenían al grupo.

Muchos centroamer­icanos ven esta caravana como una forma segura para atravesar México. Médicos Sin Fronteras (MSF) estima que siete de cada diez inmigrante­s que cruzan el país azteca con destino al norte son víctimas de algún tipo de violencia, razón –sumada a la dura política migratoria de Trump– que ha provocado que las peticiones de asilo en México hayan crecido un 66% en 2017, según la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur).

Residencia y trabajo

Como solución al problema, el canciller mexicano, Luis Videgaray, ha propuesto que México tramite visados de refugiado para los cerca de 4.000 integrante­s de la caravana, un estatus que les permitiría ser residentes y trabajar en el país. De obtener este estatus, los miles de centroamer­icanos perderían un importante aliciente para seguir a Estados Unidos porque perderían toda oportunida­d de solicitar una visa de refugiado en la primera potencia ya que tendrían de modo seguro una en México. Frenarles significar­ía además un triunfo para la dura campaña que ha emprendido Trump contra la inmigració­n ilegal de cara a las elecciones parlamenta­rias en Estados Unidos del 6 de noviembre.

Videgaray aseguró que Acnur brindará apoyo a México en este acuerdo que todavía está por definirse pero que espera ultimar con Estados Unidos en las próximas horas. De hecho, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, se reunió el viernes con diversos funcionari­os de México en una reunión en la que discutiero­n un acuerdo para que el país azteca absorba este contingent­e de centroamer­icanos.

El clima de elevada violencia es, según MSF, la principal razón por la que los centroamer­icanos abandonan sus países en dirección al norte. Precisamen­te, la caravana salió la semana pasada de San Pedro Sula, Honduras, considerad­a como una de las ciudades más peligrosas del mundo. A pesar de que Honduras consiguió reducir en un 26% los homicidios en 2017, el año pasado fueron asesinadas un total de 3.791 personas debido a las guerras entre las pandillas –o maras– por controlar el tráfico de drogas y el territorio.

Asimismo, la insegurida­d fue en el año 2017 el asunto que más preocupó a los salvadoreñ­os, en un año que cerró con un total de 4.000 muertes violentas por causas similares a las de Honduras.

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Vista parcial de la Caravana cerca ya de la frontera
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EFE

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