Riad planea culpar a un general del asesinato de Khashoggi
Se trataría de un alto cargo de la inteligencia saudí y consejero del príncipe heredero
Desde que se conocieron la desaparición en Estambul del periodista saudí Jamal Khashoggi y las revelaciones sobre su macabra tortura y asesinato, se ha especulado sobre quién acabaría siendo el cabeza de turco de su trágica muerte. La información recogida por las agencias de inteligencia de EE.UU. y Turquía aportan pruebas consistentes de que fue ejecutado por un grupo de agentes saudíes desplazados a la capital turca, lo que lleva a muchos a apuntar a las más altas instancias saudíes como origen de la orden del asesinato. En especial, al príncipe heredero Mohammed bin Salman, favorito del Rey Salman y responsable de movimientos aperturistas en el reino y, al mismo tiempo, de un giro autoritario. MBS, como se conoce al príncipe, había sido objeto de frecuentes críticas en los últimos años por Khashoggi. Entre los agentes que se reconocieron en Estambul había miembros de su equipo personal de seguridad, que viajaron con él, entre otros lugares, a Madrid y París. La CIA, según la prensa estadounidense, tiene pruebas que apuntan a MBS como el instigador del asesinato.
Una vez que las pruebas sobre los agentes saudíes pareció irrefutable, Arabia Saudí ha tratado de gestionar el escándalo internacional sin manchar a la realeza. En un principio, lanzaron globos sonda sobre la posibilidad de que la decena de agentes que participó en la tortura y ejecución de Khashoggi actuaban por su cuenta. Donald Trump, el presidente de EE.UU., abrazó la teoría y deslizó que podrían haber sido «asesinos por cuenta propia», a pesar de la poca plausibilidad de que una operación de este tipo, realizada en el consulado saudí en Estambul, se llevara a cabo sin la dirección o el conocimiento de Riad.
Ahora todo apunta a que Arabia Saudí ha encontrado un cabeza de turco específico. Según aseguraron varias fuentes con conocimientos de los planes de Riad a «The New York Times» este jueves, la idea es culpar al general Ahme al Asiri, un alto cargo de la inteligencia saudí y consejero del heredero. Su asunción de responsabilidad
limpiaría de culpa a MBS y abriría la puerta a que EE.UU. –donde Khashoggi se había autoexiliado y colaboraba como columnista con «The Washington Post»–, Arabia Saudí y Turquía encuentren una salida a la crisis provocada por el suceso.
El plan de atribuir el asesinato a Al Asiri está en conocimiento de la Casa Blanca y, según fuentes consultadas por este diario, también ha llegado a familiares y colaboradores del periodista saudí. «La intención de la Corona saudí es admitir que el príncipe ordenó la captura de Khashoggi, pero que el general Al Asiri le entendió mal, autorizó su ejecución y la situación se salió de control», aseguran las fuentes.
Mensajes de agentes
La versión tendría cierta coherencia con las primeras especulaciones de que Arabia Saudí describiría el asesinato como «un interrogatorio que acabó mal» y con la información de la inteligencia estadounidense, que capturó mensajes de agentes saudíes en los que hablaban de un plan para que Khashoggi abandonara su residencia en el estado de Virginia y acudiera a Arabia Saudí y aprovechar para detenerle.
Mientras tanto, en Washington el escándalo internacional por la muerte del periodista no acaba de penetrar en la Casa Blanca. En una breve entrevista con el rotativo neoyorquino este jueves, Trump reconoció lo que ya casi nadie duda, que Khashoggi está muerto, y que las consecuencias si se demuestra que Riad está detrás «serán muy severas». Pero no concretó qué tipo de acciones se tomarían con un país que es un aliado estratégico en Oriente Medio, tanto económico como político. Por su parte, el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, mantiene sus planes de acudir a Riad a una conferencia este mes sobre financiación de terrorismo, según publicó «The Washington Post». Mnuchin había decidido cancelar su participación, también este mes en Riad, en la conferencia Future Investment Initiative, conocida como «Davos en el Desierto», después de que decenas de empresarios y altos cargos del más alto nivel de todo el mundo decidieran vetar el evento ante las informaciones sobre la desaparición de Khashoggi.
La postura tibia de la Administración Trump encaja bien con una reciente oleada de opiniones negativas sobre el periodista saudí entre legisladores y comentaristas políticos cercanos a Trump, que atribuyen a Khashoggi vínculos con el terrorismo y con organizaciones islamistas como Hermanos Musulmanes.
Postura tibia de Trump Admite que el periodista está muerto y advierte a Riad de consecuencias «muy severas» si se prueba que está detrás