Por qué los datos pueden cambiar
expuestas y a las que se puede acceder, incluso con ayuda de sopletes.
Desde que la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) tiene registros oficiales, nunca se había registrado una temperatura tan baja en Bello. La anterior databa del 4 de enero de 1971, cuando el termómetro bajó allí hasta los -24ºC. Este martes, a las 4.30 de la madrugada, marcó -25,4ºC.
Aunque es una zona en la que los lugareños están acostumbrados al frío intenso, reconocen que estos días los guardarán en la memoria. Eso sí, el alcalde dice que tuvieron más frío días atrás: «Teníamos más temperatura, unos 10 grados bajo cero, pero entonces soplaba el viento y la sensación térmica era incluso peor que ahora», explica Barrado.
En Calamocha (Teruel), otro clásico de la «nevera» peninsular, alcanzaron ayer -21.3 ºC. Es la más baja en décadas, pero no ha llegado a los -30 ºC que llegó a anotarse el 17 de diciembre de 1963 en la estación meteorológica que entonces estaba ubicada a las afueras de la localidad, en el aeródromo. Desaparecido aquel observatorio, el actual no había registrado hasta la fecha una mínima tan severa como la de ayer.
Los datos facilitados ayer por la Aemet corresponden a su red de estaciones automáticas, pero deben ser validados. Para ello, pasan a revisión y se comprueba si hay algo «extraño», cuenta Francisco Martín, meteorólogo de Meterored. Primero lo hace el sistema informático y, si se aprecia algo inusual, se hace un filtrado manual. En este caso se compara con datos de estaciones cercanas y se comprueban las condiciones de la estación y del material. Aunque la mayor parte de las veces los datos son correctos, otras no. «El último caso conocido de retirada de un récord nacional provisional ha sido en Alemania», cuenta el meteorólogo Juan Antonio Salado: en diciembre cancelaron sus 42,6 °C de julio de 2019.